Siguió tosiendo sobre el excusado mientras pétalos manchados de sangre caían en este.
Cuando la tos se calmó se dejó caer en la pared, cerró los ojos y respiró profundamente.
Mierda... —pensó y una vez más se cuestionó el porqué él.
El hanahaki era extremadamente peligroso y mortal, tanto que ni un vampiro como él podía escapar de este padecimiento.
La causa de esta parecía un tanto ridícula pero sus consecuencias eran temibles.
Se debía a un amor unilateral, es decir, un amor no correspondido, un tanto cursi, ¿no? Este ocasionaba la aparición de flores en corazón y pulmones, las cuales dificultaban la respiración, y a su vez, provocaban fuertes ataques de tos acompañados de pétalos, y en ocasiones, cuando el hanahaki estaba muy avanzado o la tos era muy fuerte, de la flor completa.
El expulse total de una flor podía llegar a provocar el desgarre de la tráquea y un posible daño permanente en las cuerdas vocales.La más curiosa y bella peculiaridad de esta dolencia, era que el tipo de flor variaba según la persona y lo que esta quería expresar. Él tosía lirios naranjas, y vaya que no había flor más adecuada para describir su situación.
Los lirios le provocaban una sensación constante de estar quemándose e inapetencia. Supuso que lo primero tenía que ver con el significado de este... "Ardo de amor por ti."
Curioso, ya que siendo un vampiro moriría de inmediato al ser tocado por las llamas.
No había cura, tratamiento ni medicinas que atrasaran el avance del hanahaki, la única salvación era ser correspondido o una cirugía, la cual removía las plantas, y con ellas, tus sentimientos y la oportunidad de volver amar, la desaparición total o parcial de los sentimientos se debía a que las flores eran una manifestación de estos.
Esta cirugía resultaba ser muy peligrosa, y hasta donde se sabía, solo la mitad de los que se sometían a esta salían con vida.
A pesar de que a diario miles de personas pasaban por decepciones amorosas, no todos desarrollaban el hanahaki, de hecho, al año solo se registraban de 60 a 80 casos. Todavía no se sabía el porque.
Soltó un suspiro para después levantarse con cierta dificultad.
Había estado faltando a un par de entrenamientos, no podía arriesgarse a que le descubrieran y el ir implicaba hacer un esfuerzo físico que no podría soportar.
Esa tarde había ido a dar su baja del equipo de fútbol pero el entrenador no le había dejado decir ni pío y prácticamente le destruyó con sentadillas, lagartijas, abdominales y otros ejercicios como castigo por no haber ido las ultimas clases. De milagro no tosió en todo el entrenamiento, pero al acabar, justo cuando Dev y Niall se le acercaban para hablar, tuvo que salir corriendo de ahí, pues su cuerpo empezó a reprocharle por todo esa actividad innecesaria en forma de un fuerte ataque. Logro irse antes de que este empezara, ya que sintió un gran dolor en el pecho y esa sensación desagradable en la garganta a la que ya estaba acostumbrado, señal que solo significaba que una potente tos se apoderaría de él.
Había comenzado a enfermar a los 15 años, en quinto año, en ese entonces se dio cuenta de lo enamorado que estaba de Simon, pero este empezó a salir con Agatha y el hanahaki hizo acto de presciencia. La verdad, le dolía el que el chico tuviese novia, pero no es como si importase mucho, probablemente la enfermedad se hubiera hecho presente independientemente de eso, pues lo suyo era prácticamente imposible, estaban hechos para acabarse el uno al otro, eran de bandos distintos, destruir a Simon Snow era lo sé esperaba de él y viceversa, además, no había cosa que Simon detestase más que su existencia. Simplemente estaba destinado a sufrir una muerte lenta y dolorosa. Confesarle a Snow sus sentimientos sería condenarse a sí mismo . El ser rechazado por la causa de tu hanahaki haría que este avanzara a una velocidad vertiginosa, matándote en cuestión de horas, sin importar en qué etapa de la enfermedad te encontrarás, y Simon lo odiaba, no había forma de que le correspondiera.