Hoy te leí los ojos y memorize tu alma, cada rincón y cada estrella.
Escuché tus latidos y los guarde junto a los míos.
Coleccioné cada una de tus sonrisas para verlas cuando me faltaran.
Admire tu luz, esa que irradia hasta el rincón mas oscuro, y deje ir con dolor tu espíritu de niño.
Acaricié por última vez tus manos, las manos que encajarán siempre con las mías, negandome a soltarlas.
Te planté dulces y amargos besos, que no quieren y no pueden despedirse.
Lloré y cada lágrima era por cada una de nuestras promesas llenas de amor que ahora no son nada más que promesas vacías.
Se llevó el viento tu amor y la noche nuestros sueños.