Las aventuras de Deadpool

Salvando una vida de siete

Después de un día duro de trabajo Deadpool por fin estaba de camino a comprar sus deliciosas chimichangas, hasta que, una viejita le detuvo para pedirle un favor. Tenía que ser una broma.

Estaba agotado, su estómago rugía como un león, lo último que deseaba era intentar ser un superhéroe.

Miró a la anciana fingiendo dolor, aunque gracias a la máscara su expresión no se podía ver, colocó su diestra sobre su pecho y respiró hondo.

—Me encantaría ayudarle, pero es más sencillo sí compra un nuevo gato

No pudo negarse al ver la expresión dolorosa de la anciana, podía ser un anti-héroe pero no era capaz de soportar aquella mirada, maldijo un par de veces mientras se encaminaba hacia aquél árbol, jodido gato ¿Por qué tuvo que subirse? Desde su lugar le habló al minino tratando de convencerle de bajar, pero lo único que obtuvo fue un gruñido, con la poca paciencia que le quedaba decidió escalar el maldito árbol, total, no era una tarea tan difícil. Antes de hacer dicha tarea se subió la máscara a mitad del rostro, entonces se apresuró a subir, al estar cerca del gato color negro, estiró la mano para tomarlo, después lo acercó a él y entonces ocurrió lo inevitable, aquél ser del demonio le rasguñó la cara ¡Genial! Su hermoso rostro de porcelana había sido dañado. Sujetó fuerte al gato y se dejó caer al suelo haciendo un aterrizaje de super héroe. Se acercó a la anciana y le entregó al gato.

—Muchas gracias, es usted muy amable ¿puedo invitarlo a tomar una taza de café?

—Si....esto es demasiado ¿no cree que es raro que un hombre este usando un patético traje? Podría ser un asesino —ambos rieron

Deadpool aceptó aquella taza de café, aunque después terminó comiendo un rico almuerzo, de esos que hace mucho no tiene, la anciana era tan amable, salvar un gato por comida, bien, lo volvería a salvar unas seis veces más.