Después de los tres

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* * *

La tarde por fin ha cedido su paso a la noche. Durante el transcurso de los minutos, luego de que el Asesino Evans hubiera sido arrestado Holmes se había mantenido silencioso. No obstante su expresión no era alguna conocida por ti. A pesar de que su rostro se mantenía pétreo, totalmente en el lugar de siempre, había un algo que resaltaba sutilmente a tus ojos. Aquel par de lunas, todo el tiempo manteniéndose firmes y sin algún atisbo de emoción, no se detenían por más de tres segundos fuera de tu cuerpo.

Ciertamente para ti, que antes habías pensado, el gran corazón del detective no volvería jamás a mostrarse, la preocupación cada vez más mal disfrazada de Holmes rompe con lentitud aquel pensamiento. Puede que el ser afortunado por tener la atención y preocupación de un hombre como lo es él llene tu mente y corazón de orgullo y vanidad, no obstante que es desconcertante y ligeramente vergonzoso. Es verdad que Holmes jamás te ha hecho a un lado cuando de heridas se trata, pero esta vez definitivamente es diferente.

En ninguna otra ocasión tu vida había sido tan expuesta al peligro como en este caso, y si bien en todo ello hubo algún elemento de comedia, la herida expuesta en tu muslo que puedes ver con mayor facilidad gracias a que la tela fue rasgada por Holmes, deja fuera toda idea de que este caso es como muchos otros en los que saliste herido. Aun puedes sentir los acelerados latidos en tu pecho al recordar la preocupación tan intensa y penetrante que el rostro y las acciones de Holmes te habían dado. No quieres ni puedes evitar que el autoproclamado detective consultor mantenga su mirada fría sobre ti, el dolor en tu corazón en conjunto con la recién nacida luz de esperanza solo quieren que esos ojos grises se mantengan sobre ti. Todo el tiempo.

Pues si esa es la única manera en que de alguna forma te sientas correspondido por ese amor encerrado luego de tantos años, entonces que así sea. Al fin y al cabo ya es demasiado bueno para ser cierto el solo hecho de que Holmes se mostrara demasiado emocional, ahora ya no puedes simplemente aparentar ser el mismo de siempre si Holmes despega su vista de ti, solo así sin más. Sin alguna explicación o palabra que termine de la mejor manera posible con tus sueños bochornosos de poder algún día amarle sin culpa alguna.

Habrías aceptado que todo terminara, como en cualquier otra ocasión, con la satisfacción de haber ayudado a resolver un problema, que este capítulo fuera solo uno más en tus archivos, aun con la preocupación de Holmes y todo lo demás, si tan solo él realmente lo hubiera terminado. Pero, para tu mala o buena fortuna, no acabó ahí. Porque cuando Scotlan Yard llegó a la escena, encontrando al Asesino Evans sentado en la silla con un corte en la cabeza que no paraba de sangrar, y que el detective te había impedido atender, Holmes había estado siempre delante de ti, en cualquier momento en que la policía o los ojos de los curiosos trataban de acercarse, Holmes se mantuvo siempre enfrente. Con las manos en los bolsillos, una actitud relajada y la promesa hacia el inspector Gregson de recibirle en el 221B para darle a conocer más detalladamente los hechos, Holmes lentamente te llevó hacía un coche para luego ayudarte a subir y dar la dirección al cochero.

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