Capitulo 4: La Boda

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Britt estaba sentada en frente del espejo de su cuarto en la casa de sus padres, viendo a la persona que estaba reflejada, no podía creer la maravilla que la maquilladora hizo con ella, no se notaban sus ojos hinchados de tanto llorar.

Porque si, pasó toda la noche llorando, no podía creer lo que estaba a punto de suceder, se iba a casar, y con la mujer que odiaba,Britt que siempre creyó en el matrimonio hasta que la muerte los separe, para ella el divorcio era el último recurso de no poder salvar un matrimonio, pero estaba segura, que después de unos cuantos años, San y ella se divorciarían porque ninguna de las dos se amaba.       
Ella siempre quiso un matrimonio cómo un cuento de hadas, donde había amor, compresión, peleas claro, pero también reconciliación, criar a los niños, y luego ver crecer a los nietos, pero eso en ella, no iba a ocurrir.
Recordó el dolor de su adolescencia y no pudo evitar pensar en el pasado.
Ella y Santana tenían 18 años de edad, y tenían casi siete meses de novias, de los cuáles los primeros seis fueron estupendos, San era cariñosa, amable, atenta, detallista, pero de pronto cambió, sabía que algo andaba mal, pero no sabía qué.
Le había llegado la aceptación en una universidad prestigiosa de París, muy reconocida por los diseñadores que de ella salieron, ese era su sueño, estudiar ahí y regresar a Estados Unidos y comenzar su propia empresa de línea de Carteras y Zapatos, pero no sabía como hacer funcionar su relación desde lejos.
El día que ellas cumplían siete meses, no la había visto más que unos pocos minutos en la preparatoria, y San parecía no acordarse de la fecha, ella salió con unos amigos Tina,Noah,Quinn y Mercedes a una discoteca, tenían ya varias horas ahí cuando ella fue al baño, y la vio, vio a Santana y Kitty prácticamente follando con ropa.
Se le rompió el corazón, y supo que era eso, San tenía otras, la persona que amó, la que le entregó su virginidad, la estaba engañando con otras, porque sabía que eran varias, se dio cuenta que siempre lo supo pero se negaba a reconocerlo.

Se armó de valor, no dejó que sus lágrimas salieran, no le iba a dar el gusto de verla humillada, se les acercó, le tocó el hombro y cuándo Santana se giró no vio ni sorpresa, ni arrepentimiento en sus ojos, y lo único que pudo salir de los labios de ella fue terminamos, se dio la media vuelta y su amigo la llevó a casa.
Duró toda la noche llorando, Artie no decía nada, sólo la abrazaba y la consolaba con su presencia, hasta que ella le contó, y él le aconsejó que aceptara la matrícula en París, que se alejara y se recuperara. Al día siguiente habló con su familia y se fue a París esa misma semana.       

Dos toques en la puerta la sacaron de sus recuerdos.
-Pase- dijo con voz tranquila.
-Ya es hora hija- dijo Roberto entrando al cuarto.
Ella se levantó y asintió con la cabeza.
-Estas hermosa, si tu madre estuviera aquí...
-Estuviera llorando- terminó la frase Britt con una sonrisa de nostalgia.
-Perdóname hija, por obligarte hacer esto- dijo Robert con total culpa en los ojos.
-Tú no me obligaste papá, Rachel me dio a escoger, me dijo que no era obligado, pero si la forma más rápida, yo escogí- dijo tomando la cara de su padre en sus manos y dándole un beso en la frente.

Roberto asintió, y se fueron en el carro hasta la iglesia, durante el trayecto Britt pensaba en su madre, y como tuvo que utilizarla de excusa por tener tan hinchado los ojos, ya que Rachel al verla le preguntó, y lo que se le ocurrió fue decirle que pasó toda la noche llorando, porque quería que su madre estuviera ahí con ella, y en este momento no es mentira, quería sentir los brazos de su madre, consolándola, besándola, y dándole algún consejo.
Sintió como su padre la sacaba del carro y comenzaban a caminar, decidió que era de hora de fingir y puso su cara de alegría, al entrar a la iglesia no pudo evitar verla, estaba en el altar parada, elegante, bellísima y porque no, hasta sexy, con su traje negro, camisa blanca.
Ella comenzó a caminar, mientras San la veía de pies a cabeza, estaba hermosa con ese vestido blanco con detalles en piedras y una tira en el hombro derecho, no podía quitar sus ojos de ella, de esa mujer que sabe fingir que la ama, para que los demás le crean, pero que no la quiere, no aún.
Cuando llegó al altar, San tomó su mano de Britt y se giraron al cura, quien comenzó hablar, para ellas la ceremonia fue rápida, no era nada del otro mundo, de hechos los votos fueron los típicos, cuando el cura dijo puedes besar a la novia, San así lo hizo.
Tomó su cara y tocó sus labios suavemente, hasta que le pidió permiso con la lengua para profundizarlo y Britt se lo permitió, su sabor era dulce, definitivamente el tiempo le había borrado el recuerdo de sus besos, porque eran más deliciosos de lo que recordaba, y con todo su pesar debió terminarla.
-Señores y señoras les presento a la familia López- Pierce- dijo el cura.
Y todos los invitados comenzaron a aplaudir y acercarse para felicitarlos, al terminar se subieron al carro y se dirigieron  al salón donde sería la recepción, como siempre el carro iba en completo silencio.
Ella iba concentrada pensando en lo ocurrido en la iglesia, no entendía que demonios pasó, ¿por qué le había permitido profundizarlo?, aunque debió admitir que besa muy bien, y muy a su pesar debió ser por eso, si así era besando, ¿cómo sería en la cama?, lo que ella recordaba era magnífica San, pero de seguro con la experiencia adquirida con las mujeres, de seguro ha mejorado, decidió dejar ese tema antes de torturándose.   

Entre El Odio Y El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora