Ella tenía el don de enterrarse.
No enterraba sus sonrisas, su alegría, su amor, su felicidad.
Mostraba el mejor lado de sí misma, su amabilidad, su humildad, su disposición.Pero enterraba fantasmas. Agarraba una pala y comenzaba a crear un hoyo en su ser, lo más profundo que podía, y allí encerraba monstruos.
Aquellas noches, entre las sábanas, apenas se colaba un pequeño rayo de luna a través de las rendijas de la persiana, en la ventana junto a su cama. Sentía miedo. No tenía miedo de la noche. Tenía miedo de los monstruos bajo su cama, de los monstruos de su armario, de los monstruos de sus cajones. De los monstruos que ella misma había encerrado, que había enterrado en su memoria, en sus recuerdos.
Amenazaban con salir.
Aquella noche, amenazaban con escapar.
De nuevo.Los fantasmas habían vuelto a apoderarse de su corazón.
ESTÁS LEYENDO
SOUL
RandomTextos, poemas, prosa poética, salidos directamente de mi alma. Para ser escuchados, para ser canalizados. Para que entren a otras almas.