II

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Voltee ligeramente hacía la ventana, viendo el amanecer. Desde la pérdida de él me costaba disfrutar de las cosas, por tan grandes o tan pequeñas, no las gozaba como cuando Calum estaba conmigo; fue así por un tiempo hasta que Ashton tuvo una gran idea: regalarme un perro para mi cumpleaños.

—Yo sé que no quieres festejar tu cumpleaños, pero vamos sólo vas a cumplir 21 una vez en tu vida. —Me reprochó Ashton mientras estaba recargado en el umbral de la puerta de mi apartamento con una caja de regalo.

—Lo sé, Ashton pero siendo sincera yo no le veo sentido festejar el envejecer. —Me crucé de brazos mientras fruncía el ceño por el ostentoso moño en la caja.

—¡Oh, vamos! Siquiera abre nuestro regalo. —Grito Michael pasando por el pasillo exterior.

Solté un suspiro rindiéndome por completo; recibí la gran caja sintiendo que estaba bastante pesada, fue entonces que vi la sonrisa traviesa de Ashton apoderarse de su rostro. Coloque la caja en la mesa cercana, abriendola, encontrándome con un pequeño cachorro durmiendo haciendo que me enterneciera por completo por su posición tan extraña de dormir. Me aparte para abrazar a Ashton mientras lloraba sobre su hombro.

—Sé cuán difícil es estar sólo, creímos que era el indicado para ti porque lo encontramos vagando en un callejón, lo llevamos a el veterinario, estaba en un estado deplorable. —Trago saliva mientras acariciaba mi espalda para consolar mi llanto.— La doctora nos dijo que sí no lo encontrábamos a tiempo, posiblemente habría muerto en la calle así que lo vacunamos, le pusieron suero entre otras cosas, es por eso que está muy delgado, debes darle mucho amor, Amelia, ahora tienes que cuidar de una vida.

Lloré otro poco con todo lo que me dijo, Ashton era el tipo de chico tan sensible pero a la vez sus palabras podían perforar como una bala en tu alma.

—Muchísimas gracias, Ash. —Me separe delicadamente de él, para volver a ver al cachorro que ahora despertaba de su siesta.

—¿Cómo le pondrás al pequeño? —Pregunto mientras lo sacaba de la caja, cargandolo.

—Ashton. —Le llame al darme cuenta de algo.

El castaño me miró ofendido aún sosteniendo al cachorro entre sus brazos.

—¿En serio le vas a poner mi nombre? Estoy entre ofendido y halagado, ¿Acaso soy un...

—¡Ashton! —Alce la voz para que me prestara atención y dejará de lado su discusión absurda.

—¿QUÉ? —Grito, desesperado por saber qué pasaba.

—El perro te orino encima. —Le señale la mancha en su camiseta mientras tomaba al cachorro en mis brazos.

—... ¡Mierda! —Grito nuevamente.

Reí entre lágrimas pues lo siguiente que hizo fue reprocharle al perro y sacarse la camiseta para irse a su departamento, el cual estaba a un piso del mío, sí, éramos vecinos, en ocasiones me parecía grato y en otras no tanto ya que a veces le daba por hacer mucho ruido, como si estuviera pastoreando vacas aunque eso era mucho mejor que escuchar los ronquidos de Luke por las noches pues él también era mi vecino y nuestras habitaciones estaban separadas por una pared que en ocasiones parecía ser de papel.

En ese instante regrese a mi realidad dejando de lado mis recuerdos pues precisamente un ronquido del rubio me desconcentro; reí bajito mientras acariciaba a Duke, aquel que hacía un año y un par de meses era tan delgado pero ahora era muy sano y feliz.

Me levanté dejando al pequeño dormir sobre la cama como de costumbre. Tomé una ducha para luego vestirme, hacía mucho no solía usar maquillaje aunque me hacía falta para ocultar mis ojeras.

Ghost of you | c.t.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora