En la profundidad del bosque lejano a cualquier otro contacto humano, caminaban dos figuras bajo la luz del día. Los rayos resplandecientes caían con gracia sobre la rama de los arboles, gracias a ello distintos tonos de verde podían verse dándole un toque casi mágico.
Los ojos negros de un pequeño como él no podían evitar analizar todo lo que se cruzaba por su camino. Desde el como la ardilla encontraba un pedazo de nuez seca y escalaba con rapidez hasta lograr esconderse dentro de un agujero el cual el pequeño sospecho sería el hogar de aquel dulce animal, para después ver como una cotorra daba de comer a sus pequeños crias. Sus ojos inmediatamente dieron una mirada fugaz al enorme hombre que cuidaba de él, su tio So. Una partecita de su mentecilla ingenua deseaba poder pensar que aquel hombre desempeñaba la función de un padre, aunque en ese momento no lograba entenderlo, su mente aun era muy inmadura como para comprenderlo y aún así lo anhelaba.
El hombre de piel palida caminaba desconociendo por completo lo que Yunho pensaba, caminaba con rapidez sin importarle que la personita detrás de él apenas pudiera seguirle el paso con sus pequeños pies. Finalmente pareció detenerse un poco cuando escucho un fuerte golpe y un grito, no se necesitaba ser un genio para intuir lo que había pasado con el pequeño ser.
El moreno niño con el rostro hecho un desastre, sus ojitos empañados en lágrimas y una lesión en su labio buscaba con sus manitas al aire que el hombre frente a él le ayudara. El semblante del hechicero era frio, serio, casi como si lo que pasaba frente a él le fuera indiferente.
"¿Tío So hyun?"
No se inmuto ante el llamado, le dio una última mirada de reojo y continuó caminando ignorando las suplicas del niño. El mundo del pequeño niño se hundió decepcionado, esperando tanto de aquel que para él era su héroe. Hasta que lo escucho hablar nuevamente.
"No te paso nada, levántate ahora." Dijo So hyun al final al darse cuenta que continuaba tirado en el suelo. "Si has caído debes levantarte, nadie va a acercarse a ayudarte incluso si estas en apuros, solo puedes contar contigo mismo" Y como si sus palabras fueran un hechizo en cuestión de segundos el niño se encontraba nuevamente en sus dos pies. Sus ojos aún se veían enrojecidos pero su semblante era diferente, casi como si fuera otro niño. Se limpió su carita con la manga de la camisa, ni siquiera puso atención a la mancha de sangre que dejo sobre su ropa y salió corriendo nuevamente tras de él palido hombre.
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Poisoned
RomanceCuando el rey de Shina decide asesinar a toda una raza, una maldición es puesta en dos seres inocentes. Uno de ellos debe huir de lugar en lugar y nunca establcerse, el otro se supone que debe convertirse en el cazador. Desafortunadamente el dest...