En las noches suelo escuchar gritos, como si mi subconsciente guardara esos ruidos del colegio. Detesto eso, es como si escuchara mi nombre cada cierto tiempo. Tengo amigas, sí, bastantes. Sin embargo, prefiero estar sola, a veces en los recreos solo me sentaba lejos de la multitud, exactamente dándole la espalda a cualquier individuo, normalmente miraba las piedras o con una siempre le sacaba punta, para poder así pasarla por mi delicada piel que amaba que se viera roja, mis nudillos rojos eran mi adicción.
Mis padres nunca están en casa, llegan tarde de su trabajo y solo los veo cuando tomamos once, aunque no como, me tomo un café cargado para pasar la noche.