La Sociedad Perdida En Las Brumas

Sentimientos

Luego de llamar a Gonchi, que no había podido encontrar nada, se dispusieron regresar al campamento situado en la entrada del monte. La vuelta atrás seria tan agotadora!

Llegaron al campamento pero no había señal de Gonchi y Fabi. De pronto, de la inmensa oscuridad del bosque se distinguieron dos figuras... efectivamente eran los dos chicos que se acercaban.  Cuari sonrió, pero Mancha viendo que caminaban de la mano frunció el seño y susurró al oído de Cuari : "Cuari, ¿son novios o algo por el estilo?", pregunta que ella respondió asintiendo con la cabeza.

Media hora mas tarde aproximadamente, todos se encontraban alrededor de una fogata que Mancha y Fabi habían hecho con mucha dedicación y entusiasmo. Mancha, mirando el fuego, de un color anaranjado, dió un suspiro profundo y pasó su mano por la espalda de Cuari, quien apoyó su cabeza en el hombro mientras Gonchi y Fabi "jugueteaban" al otro lado del fuego.

Mancha no podía evitar pensar en sucesivas cosas... al final, decidido a preguntarle a su novia dijo suavemente: "¿Tu crees que está bien? – dijo mirando a los otros chicos.

– Por supuesto, ¿sabes?, creo que el amor es algo que todos podemos dar a quien queramos realmente. Gonchi y Fabi son una prueba de ello... es increible, se quieren tanto...- dijo al mismo tiempo en el que se dibujaba una sonrisa en su pálido rostro.

Mancha, permaneció observándola unos segundos hasta que ella posó sus ojos en él y sus miradas llenas de amor se entrecruzaron en un beso apasionado.

Al otro lado de la hoguera, los chicos al igual que ellos se estaban besando, el amor fluía en el aire en ese momento...

Horas mas tarde, Cuari y Mancha comenzaron a discutir sobre si contar a los demás sobre su aventura en el bosque, el descubrimiento del mapa y el misterioso símbolo, pero Gonchi interrumpió a ambos con un gran y fuerte abrazo seguido de unas palabras que sobraban en ese momento pero que cayeron muy bien:

-Los quiero chicos- Cuari y Mancha se miraron una vez más; estaba claro que dejarían el relato para la mañana siguiente para no arruinar la noche tan amorosa.