»C I N C O«

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Llego el viernes y todo parecía estar marchando bien, Ámbar cada vez que mencionaban la dichosa fiesta permanecía en silencio esquivando todas las preguntas de si iba a participar en ella, no tuvo las fuerzas para preguntarle a sus padres si le permitían asistir, ya sabia la respuesta y no perdería su tiempo.

La noche llego y mientras terminaba uno de sus libros favoritos fue interrumpida por Clarissa, fiel trabajadora de la mansión lo cual era una de las pocas personas que le transmitían amor, siempre estuvo presente en momentos  importantes para Ámbar como su primer recital de piano incluso la acompaño varias veces a los de sus artistas preferidos.

— Niña Ámbar un chico muy apuesto esta preguntando en la puerta por ti.— Clarissa le quito el libro de las manos dándole a entender que fuera rápido a recibirlo.

— No estoy esperando a nadie Clarissa, debe estar confundido.— Ámbar respondió indiferentemente, no tenia ningún vecino cercano, se estaba confundiendo.

— Dejo muy en claro que venia a buscarte a ti, tienes visita en mucho tiempo y es un chico, no puedo creerlo.— Chillo de alegría, tomando la almohada para tapar sus gritos.

  Ámbar bajo las escaleras después de tanto insistir, dejaría en claro a Clarissa que no era mas que una simple confusión pero lo que vio antes sus ojos la dejo en un mini estado de shock. Simón se encontraba en la puerta, ¿como era posible tal cosa?, nunca le había brindado información alguna referente a su dirección y en la semana cruzaron muy pocas palabras.

—¿Que haces vestida así?— Observo con una mueca de asco el atuendo de Ámbar, llevaba su pijama favorita consigo y sus grandes pantuflas de winnie pooh, pretendía dormir.

— Las preguntas las hago yo, ¿Que haces acá y como sabes donde vivo? — Lo dejo pasar a la gran mansión, sus padres por suerte no se encontraban porque si no el escándalo hubiera sido terrible.

— Hoy es la fiesta.— Dijo obvio.— Tengo mis trucos bonita.

— ¡Eres un acosador! — Exclamo Ámbar con furia, como se atrevía a interrumpir sus horas de lectura. 

— Cálmate Ámbar, por tus gestos supe de inmediato que no pretendías asistir a la fiesta por eso decidí seguir el auto a la hora de la salida.— Simón confeso con tranquilidad. 

¿No le daba vergüenza confesar que la estuvo siguiendo?, este chico estaba haciendo que su paciencia acabara, siempre tan relajado, seguro, sin problemas y se toma todo a la ligera la estaba sacando de sus casillas. 

— Como tu lo has dicho no pretendo asistir a ninguna fiesta, puedes retirarte, hasta luego.— Señalo la puerta entre abierta, estaba rogando internamente porque se largara de una buena vez.

— No me voy sin ti, nos quedan treinta minutos donde puedes vestirte, maquillarte y todo eso que hacen las chicas tranquilamente.— Dijo mientras paseaba por la mansión y se relajaba en el sillón principal.

 — No tengo permiso de mis padres.

 — Otra vez con eso, Ámbar estamos en una edad donde tenemos que vivir experiencias sin limites, que tus padres no sean tu limite.— Simón la aconsejo, dirigiéndola hacia las escaleras. 

 — No, no, no, Simón no logras entenderlo.— Freno el camino hacia su habitación.

 — Te prometo que sera una noche extraordinaria, ¿aceptas?— Le dio la mano esperando a que ella la estrechara.

 — Bbbueno acepto.— Dijo sin mucha seguridad.


***

➳¿Les esta gustando la novela?

¡Gracias por leerme!

Acabados 「Simbar」Where stories live. Discover now