Capítulo Primero: Intromisión

29 3 0
                                    

El aire fresco de esa magnífica mañana de verano, meneaba las cortinas color crema que cubrían la venta. Unas largas y gruesas pestañas se movían abriendo paso al sol, para que pudiera molestar con su luz a aquel par de luceros.

El piar de las aves provocaba que un bulto se removiera por debajo de la suave tela de las sábanas de color celeste y con ello una mano saliera para cubrirse la cabeza con una gran esponjosa y blanca almohada.
Sin poder soportarlo más, de mala gana se comenzó a levantar; primero sacando una pierna y después la otra ( estas enseñaban la blancura y tersa piel que esa mujer tenía ). Estando ya de pie, su larga melena rojiza caía con gentil gracia por toda su espalda, claro que esta se mostraba un poco enmarañada por culpa de todo el movimiento nocturno, a consecuencia de querer conciliar el sueño.

Por debajo de aquellos ojos de color esmeralda, unas grandes ojeras se mostraban insolentes a causa de las noches en vela que ella pasaba. Un bostezo lleno más de pesar en vez que cansancio escapaba de sus finos y rosados labios.

- No puedo creer que no haya vuelto a dormir bien. Debería contarle a Sonia sobre esta situación, seguro ella podrá ayudarme.- Se estiro un poco para poder despertar mejor. Comenzó a acercarse hasta su clóset de color chocolate oscuro , para buscar la ropa que portaría en ese día.

Y eligiendo de forma rápida y al azar, corrió hasta el cuarto de baño a darse una pequeña ducha, después de todo no le daría tiempo de arreglarse mejor, el tiempo corría en su contra bastante veloz.

-Maldición , espero llegar a tiempo o ese hombre gruñón terminara por darme una reprimenda. - Refunfuñaba molesta e irritada.

Con esa gran presión pisándole los talones, agarro su bolso y sin tomar bocado alguno emprendió a gran velocidad sus pasos para llegar a su trabajo.

Pero se había olvidado de algo muy importante, a causa de sus carreras la puerta con llave no había cerrado. Dando asi una invitación a alguien que tal vez no era bien deseado.

Jeanette bajaba por una empinada ladera, sus piernas a pesar de lo delgadas que eran ya estaban acostumbradas a descender aquel peligroso camino. Aún así debía de tener cuidado ,los días empezaban a ser lluviosos provocando que las piedras y el pasto se volvieran muy resbaladizos.

Debía correr lo más a prisa posible ,después de todo era tarde para lamentarse de vivir alejada del pueblo.

"BIENVENIDOS A ÁLAMO"

Se leía en letras grandes, pintadas sobre un gran letrero de madera que indicaba la entrada del pueblo.

Jeanette por fin llegaba y sonreía feliz de ver esas simples palabras, era como sentirse recibida por su familia, lo cual le daba los ánimos suficientes para seguir.

Al irse adentrando ya se podía ver a la gente afuera de sus casas, de aquí para allá, anunciando el inicio de una nueva jornada. El olor de la recién abierta panadería inundaba con sus olores frescos y deliciosos todos los rincones de las calles.

Las flores recién cortadas daban brillo y color afuera de la pequeña pero bien decorada florería; el olor a madera de las casas junto con sus viejas fachadas y las calles empedradas le daban ese toque rústico ,el cual solo Álamo podría ofrecer.

Todo denotaba paz y tranquilidad , incluyendo aquellos niños juguetones que corriendo casi chocaban con nuestra despistada muchacha.

Caminando a toda prisa llegaba hasta una cafetería, en la que entraba con demasiada cautela. Para su fortuna no habia clientes aún.
El olor a café recién hecho bañaba en su totalidad el lugar. Los pastelillos con sus vistosas decoraciones incitaban a querer comerlos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 07, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Extraño En La Cabaña Donde viven las historias. Descúbrelo ahora