Quien bien te quiere te hará llorar.

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Tengo poco que contar, y aún mucho por vivir a pesar de mis 22 años de edad. He gozado de la vida muchas bellezas, de todos tamaños, colores y formas. Desde la mujer más bella, hasta la que es incluso más radiante. Pero quién diría que ese día, descubriría la belleza de otra forma. Inmediatamente le vi, le tomé una fotografía con la pobre y de baja calidad cámara de mi celular, apenándome de no haber tenido la mía en ese instante. Las chicas me miraban anonadadas al ver lo que fotografiaba, "¿Lindo, no?" "Es muy atractivo" "¡Creo que es un modelo!" decían ambas. Yo solo pensaba en ese momento, que debía de tomarle, y hacerle mío.

Aquel día pareciera que la belleza misma había encarnado en una persona, esa persona superior a todos, incluso a mí que lo admiraba. Al mismo tiempo que lo veía e ignoraba a las gatitas ardientes que traía conmigo, esa  persona me creó cierta sensación de inferioridad. Caminaba… no, ¡flotaba sobre la calle! Una tarde cualquiera como si de un momento a otro bajó del cielo para solamente brindarme la oportunidad de admirarlo. Sí, admirarlo era lo más cercano a estar con Dios. Mientras que me percataba de si había capturado la fotografía en el celular, al volver la vista me di cuenta que lo había perdido y ya había desaparecido.

-¿También nos tomarás fotografías a nosotras? Somos bonitas también-

¡SACRILEGIO! -pensé que era tu cita solo me mirarías a mí - dijo la pelirroja acariciándome el pecho y vi que era la mujer con los pechos más (obviamente) falsos que mis ojos han visto jamás.

-Claro primor, las haré famosas en una sola sesión –dije acariciándole sus labios con un beso.

-Yo también quiero -dijo con un tonillo infantil la otra chica de maquillaje exagerado.

-Serán las dos, gatitas -dije mientras me encargaba de atenderlas.

Comenzó a nevar así que lo mejor que hice fue ir a un hotel que muy bien conocía para intentar ''calentarnos'' juntos.

Al llegar al hotel "Sol y Luna", el que más se ajustaba a mis presupuestos, pedí la mejor habitación en lo que las gatitas se emocionaban por si solas. El hombre que me dio la llave, hizo un gesto gratificante mirando el trasero de la pelirroja diciendo en voz baja como para que ellas no le escucharan. "Hoy sí que vas de a duro", luego de ello solo se pudo escuchar mi risa al final del pasillo.

Al llegar a la habitación 63 me recosté de la cama, en lo que ellas hacían su trabajo. Se besuqueaban mirándome y riéndose como para producir una leve erección en mi entrepierna. Yo solo logré cerrar mis ojos, tratando de recordar la silueta de aquella belleza. Sentí como una de ellas tocaba mi pecho, y la otra jugueteaba con mis pantalones.

-Ya vamos a jugar -dijo una de ellas insistentemente.

-Yo quiero que empiece primero conmigo -dijo la otra impaciente

Yo aun con los ojos cerrados traté de imaginar que era esa persona quien decía todo ello, aquella persona natural, sin cirugías visibles, ni maquillaje exagerado.

-A la que haga un buen trabajo, la recompensaré con una sesión fotográfica para la revista “Model”.

No me gustaba nada pensar en otra persona mientras me acostaba con una diferente pero, ¿qué se le iba a hacer? Después de haber acabado la primera ronda e intentando comenzar la segunda, mi maldito teléfono empezó a sonar.

-¿Aló? -dije aún jadeante.

-¿Por qué coños no estás preparando todo para la sesión de la madrugada? -dijo León, mi jefe.

-Ya voy saliendo -dije mientras le maldecía en mi interior.

Él simplemente colgó el teléfono.

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⏰ Última actualización: Jul 11, 2014 ⏰

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