Mi novia neko [Yuri] (REESCRITO CON IA)

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Las cosas entre nosotras estaban tranquilas. Habíamos prometido no escondernos más, ni en el colegio ni en ningún otro lugar. Íbamos a estar juntas, de verdad.

-¿No vas a dormir? -preguntó Mei. Ella tenía los ojos cerrados, pero yo aún estaba leyendo.

-No todavía. Dame un ratito más.

-Tengo sueño... y tengo que llegar temprano al colegio -dijo con un pequeño puchero.

No pude evitar sonreír. Cerré el libro, me deslicé sobre ella y le llené la cara de besitos.

-Pesada... -susurró entre risas.

Nos acomodamos bajo las sábanas. Ella me rodeó con los brazos, y acunó mi cabeza en su pecho. Justo antes de quedarse dormida, murmuró un "te amo" que me derritió por dentro.

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A la mañana siguiente despertamos abrazadas, Mei encima de mí. Bajamos a la cocina, aún medio dormidas, y preparamos algo rápido para no salir con el estómago vacío. Un desayuno sencillo, pero hecho entre las dos.

Estábamos sentadas en el comedor, hablando de las materias, de lo que haríamos después de clases... y de las vacaciones que se acercaban.

Después de desayunar, metimos los trastes al lavavajillas y subimos a cambiarnos para ir al colegio.

-Dame eso -dijo Mei, señalando mi corbatín.

Se lo entregué. Me encantaba cómo cuidaba de mí incluso en los pequeños detalles.

-Pásame el zapato -pedí yo ahora.

-Pásame ésta -soltó ella con una risa burlona, haciendo el gesto de lanzarme una chancla.

Rodé los ojos, fingiendo indignación, y recogí el zapato por mi cuenta.

-No sé por qué sigues siendo mi novia -dije, cruzándome de brazos con una sonrisa fingida.

-Porque nadie más te aguantaría -respondió, riéndose.

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Salimos rumbo al colegio tomadas de la mano. A Mei, aunque aún le incomodaba un poco, ya no le importaba tanto que la miraran raro. Estaba enamorada, y eso era suficiente.

Entramos como si nada. A pesar de las miradas que nos seguían, de los susurros, de los murmullos, nosotras seguíamos con lo nuestro. Algunos probablemente pensaban que no era apropiado para una presidenta de curso estar con "una rara cualquiera", pero eso ya no nos importaba.

Nos despedimos con un beso discreto. Mei fue a reunirse con la vicepresidenta, y yo me encontré con Sakura. Lo que no sabíamos era que el rumor ya estaba en boca de todos... y llegó hasta oídos del director.

Nos llamó a su oficina. Nos habló sobre "el ejemplo", sobre "lo que la gente piensa", y sobre "lo delicado de una relación homosexual siendo figuras visibles del colegio". En resumen: nos advertía con palabras disfrazadas de preocupación.

¿Nos dolió? Un poco. ¿Nos hizo dudar? Ni por un segundo.

Salimos de esa oficina más unidas que nunca. No íbamos a dejar de ser pareja por lo que los demás pensaran. Lo teníamos demasiado claro.

Regresamos a clase. Nos sentamos, nos miramos... y el día siguió, como si nada. Como si todo