El Jersey Equivocado - PARTE ÚNICA -

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-BEEP BEEP BEEP...-

El incesante pitido del despertador provocó, que las dos personas envueltas en sábanas, se removiesen inquietas entre sueños.

-5 minutos más-ssu - susurró un rubio entreabriendo uno de sus ojos y apagando el molesto artefacto para luego a envolver a un pequeño peli-celeste en sus brazos otra vez.

La habitación estaba completamente oscura, y la peculiar pareja continuó durmiendo tranquilamente; hasta que el celular del peli-celeste comenzó a sonar anunciando una llamada entrante. Sin abrir sus ojos completamente e ignorando el ID de llamada se dedicó a contestar.

-¡OI KUROKO! ¿DÓNDE SE SUPONE QUE ESTÁS? ¡LA ENTRENADORA ESTÁ FURIOSA!-el peli-celeste reconoció la voz de su luz e inmediatamente recordó que ese día tenían un entrenamiento programado.

-Buenos días Kagami-kun, estoy en camino.- contestó con su inexpresivo tono de voz mientras se zafaba del brazo de Ryota y se sentaba en la cama.-dile a la entrenadora que llegaré en 15 minutos.- sin decir otra palabra colgó la llamada y empezó a palpar entre sus cosas hasta que sintió la tela de su jersey.

Kise, por su parte, se estiró unos segundos y se encaminó hacia la cocina en busca de algo que su amado Tetsuyacchi pudiese comer en el camino de su apartamento al gimnasio de Seirin.

El peli-celeste terminó de vestirse, con el uniforme de su equipo bajo la campera perteneciente a su instituto y, con su bolso de deportes colgado al hombro, se encamino hacia la puerta donde lo esperaba su pareja para despedirlo.

-Ya me voy Ryota-kun.-dijo parándose en puntas de pie y dándole un casto beso en los labios a su novio, quien respondió a aquel gesto de cariño para luego entregarle una botella de agua y una barra energética.

-Hasta luego Tetsuyacchi.- saludó con una sonrisa aflorando en sus labios, vio a su pequeño novio partir y cerró la puerta del apartamento.

El peli-celeste corrió lo mas rápido que pudo hasta llegar al gimnasio. Nadie pareció notar su presencia hasta que salió del vestuario vistiendo el uniforme del equipo, listo para empezar con el que sería su menú de entrenamiento para ese día. Al voltear a ver a sus compañeros, notó que el rostro de los presentes estaba pintado de confusión.

-¡¿POR QUÉ ESTÁS VESTIDO ASÍ KUROKO?!-Siendo el primero en reaccionar, Kagami gritó la pregunta que todos los

presentes se hacían mientras lo analizaba con la mirada.

-¿A qué te refieres Kagami-kun?-preguntó neutro ladeando la cabeza hacia un costado.

-¡ESTÁS VISTIENDO EL UNIFORME DE LOS RIVALES!-gritó señalando su ropa acusatoriamente con su dedo índice.

Kuroko miró hacia abajo dándose cuenta de que el short pertenecía al uniforme de Seirin... pero el Jersey.... El jersey era Azul y tenía el numero 7 impreso en el pecho.

-Oh, creo que tomé el uniforme equivocado.- respondió sin inmutarse por el desorden que se estaba formando a su al rededor.

-¡YA NOS DIMOS CUENTA! ¡¿PERO POR QUÉ VISTES EL UNIFORME DE KAIJO EN LUGAR DEL DE SEIRIN, ES QUE ACASO PIENSAS TRAI...?!-Antes de que Kagami pudiese seguir interrogando a su sombra las puertas del gimnasio se abrieron de golpe llamando la atención de todos los presentes.

Un rubio a conocido por todos como Kise Ryota, miembro de la aclamada Generación de los Milagros y actual jugador del instituto Kaijo había entrado al gimnasio. Al encontrarse las miradas de los amantes, olvidaron el mundo a su alrededor. Ignorando las miradas acusadoras y curiosas que los miembros de Seirin le dirigían, Kise se dirigió hacia donde se encontraba su pareja.

-Tetsuyacchi se ve muy lindo con mi uniforme.-comentó siendo rodeado por un aura deslumbrante y, acortando la distancia entre ellos, acarició las hebras celestes de su novio.- pero deberías ser mas cuidadoso.- agregó sonriente mientras le tendía una bolsa al peli-celeste.-aquí tienes tu Jersey. Estaba a un lado de la cama.

El peli-celeste sonrió levemente y aceptó la bolsa. -gracias por traerlo Ryota-kun.- dijo poniéndose en puntitas de pie para darle un suave beso en la mejilla a su novio y dirigirse al vestuario.

Seirin los veía con los ojos abiertos como platos, su jugador fantasma no sólo acababa de llamar al enemigo por su primer nombre, sino que también lo había besado y le había sonreído. ¿Qué tan cercanos eran aquel rubio y su jugador fantasma?

El Jersey Equivocado - KIKURODonde viven las historias. Descúbrelo ahora