Cap. 1 "Existencia"

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Cap. 1 "Existencia"

He despertado muchas veces sintiendo que este no es el lugar donde debería estar, todo a mi alrededor me parece extraño y ajeno a la realidad... A MI REALIDAD.

Solo en mis sueños puedo escapar al rigor de esta falsedad, pero, es tan breve el consuelo que solo incrementa mi tormento al anhelar algo que no tendré jamás.

¿Quién eres? ... ¿Por qué me persigues? ... ¿Por qué me atormentas? ...

Es tan cruel tu belleza que mi corazón se agita en agonía con el estruendo de tu voz que clama mi regreso.

¿Volveré a ti?

No lo se

Mi alma atrapada en este cuerpo me impide llegar a ti y cumplir tus ruegos.

¿Me esperaras? O acaso ¿me olvidaras?

El tiempo es un enemigo adverso que consume las esperanzas, tanto o más despiadado que aquellos que aniquilan tu fe.

Aun sabiendo esto...

¡Por favor, espera!

Solo un poco mas...

Nuestras sendas... pronto se volverán a encontrar.

Ti...ti...ti...ti...

El sonido persistente del despertador extrajo de sus sueños a una joven peliazul, que con pesar abrió sus ojos de color perla.

-Otro día mas –murmuro con voz apagada, sentándose y mirando a su alrededor- Aun sigo aquí

Apesadumbrada, se levanto de la cama, encaminándose al baño para darse una rápida ducha y librarse de la capa de sudor que perlaba su piel palida, producto de su sueño intranquilo. No podía demorarse mucho, la escuela y la rutina diaria le esperaban. Aun así, se quedo unos minutos bajo el chorro de agua, rememorando la causa de su desasosiego.

Cada noche, Hinata Hyuuga de 16 años, hija del multimillonario empresario Hiashi Hyuuga, veía en sus sueños a un ser benigno de radiante sonrisa e incalculable belleza, que con su mera presencia iluminaba su mundo, infundiéndole ánimos para continuar y no darse por vencida, lo cual no siempre le resultaba fácil. El desapego de su padre hacia ella le hacia imposible por mas que se esforzaba salvar la brecha entre ellos. Jamás lograba alcanzar los estándares o expectativas de su progenitor, que constantemente la compara con su hermana menor, que al igual que él, la infravaloraba.

Pero dentro de sus sueños, todo eso quedaba atrás, pues en ellos su corazón era embargado por una profunda felicidad, que si bien, no le parecía normal.

-¿Cuándo? –se pregunto por enésima vez- ¿Cuándo empecé a tener este sueño? –no lo sabia, pero de una cosa si estaba segura, "ese sueño", por mas descabelladlo que se escuchara, era su primer recuerdo- Ilógico –se dijo agitando la cabeza. Mientras que "otros" atesoraban recuerdos de sus padres, hermanos o mascotas, ella tenia UN SUEÑO, simplemente resultaba patético, aunque si bien, debía admitir que había algo "peculiar" en ese sueño.

Conforme los años pasaban y ella crecía, aquel ser divino de sus sueños, lo hacia también con ella, de tal manera que ahora lo veía en su forma adolescente; alto, de constitución atlética, piel dorada, rubios cabellos y unos inquietantes ojos azul cielo, aunados a unas peculiares marcas en sus mejillas que le hacían parecer un kitsune. De pequeña, no le tomo importancia a este hecho, pues en su mente infantil lo creía normal, hasta que cumplió los 6 años y descubrió que la situación distaba mucho de ser normal, así que, a partir de ese año, cada 10 de octubre (fecha que por alguna razón le causaba nostalgia), empezó a realizar una pintura a detalle (cosa que sus clases obligatorias de pintura le ayudaron a perfeccionar) de cómo se veía en ese momento, lo cual dio como resultado, un total de 9 cuadros que consideraba como su mayor tesoro.

Sin embargo, el cuadro de ese año era diferente...

Mientras que en los anteriores 8 cuadros predominaba la felicidad, a causa de la sonrisa traviesa y brillo vivaz de los ojos azul cielo de su modelo, el noveno cuadro carecía de vida, y el ahora joven, había reemplazado su alegría... por tristeza, abatimiento y dolor. Incluso en sus sueños, otrora alegres, él sufría... y ella impotente, solo lo veía, incapaz de acercarse y darle consuelo.

Mas de una vez, esas últimas semanas al despertar angustiada, había salido corriendo a las calles a buscarle, a sabiendas de que no lo encontraría en ellas, entonces la invadía la ansiedad y la desesperación y se repetía:

-No es real, no es real –tratando de recuperar la cordura, pero de nada le valía, porque a los 2 o 3 días lo hacia de nuevo.

Un sollozo broto de la joven peliazul, que sin fuerza se arrodillo en el suelo, mirando como sus lagrimas corrían con el agua. Era inevitable. Cuando no salía corriendo a buscarlo, se quedaba en la ducha llorando, hasta que la mucama tocaba a la puerta, indicándole que se hacia tarde.

Esa, era su... "Existencia"

Paralelo (naruhina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora