Bad Boy, Innocent Girl

42: Dolor

Capítulo Cuarenta y dos: Dolor

*Song Nih Nah*

Jueves 05 de julio, 2017

A penas llego a la casona oculta a las afuera de Seúl noto que los guardias están siendo movilizados, al parecer Sunny ya debe estar enterada de algo de lo que yo no debería saber. Intento escabullirme lo más rápido posible hasta mi habitación, pero antes de llegar noto como Frank corre hasta su despacho. Lo sigo solo por curiosidad y encuentro que está moviendo papeles de un lado a otro dejando un desastre peor del que ya se encontraba.

—¿Qué está sucediendo? —pregunto mientras lo veo caminar de un lado a otro.

—¿Entregaste el USB?

—Sí, espero que Jay ya haya comenzado a moverse.

—Es probable —afirma distraído.

—Frank, ¿Qué ocurre? —pregunto cuando lo veo tomar unos papeles y emprender el camino hacia afuera.

Lo sigo, pero me detengo de golpe cuando él se gira y coloca ambas manos en mis hombros observándome con verdadera preocupación.

—Ve a tu habitación y pase lo que pase no salgas de ahí, oigas lo que oigas no te muevas, y toque quien toque no abras. ¿Entendido?

—Pero...

—Nina, haz lo que digo si es que quieres sobrevivir. Sunny no va a tomar muy bien cuando vea fuerzas oficiales en su hogar, y sus padres no creo que estén aún mejor con ello. ¿Comprendes?

—Sí.

—Bien.

Por extraño que se sienta, él se inclina para darme un beso en la frente y luego retoma su rumbo alejándose por la puerta principal. Sé que debería irme a esconder lo más rápido posible, pero una sensación extraña se instala en mi pecho mientras lo veo salir y espero algunos segundos hasta que desaparece completamente de mi vista.

*

Han pasado dos horas y el ajetreó afuera es mucho más fuerte, no he salido de mi habitación y aunque me gustaría decir que estoy siendo valiente la verdad es que estoy escondida en mi closet rezando porque nada ocurra, pero claramente y como siempre las cosas no van como espero.

Mi puerta comienza a ser aporreada con gritos de por medio, la voz de Sunny aparece tras la madera exigiendo que abra y le responda sobre la ubicación de su hijo, pero al mismo tiempo en que está desesperada golpeando una y otra vez un estruendo más fuerte se escucha a la entrada de la casona.

—¿Qué mierda? —la escucho exclamar, siendo nada decoroso para ser ella. —Ve a ver qué ocurre, yo me encargo de esta perra —indica seguramente a su mano derecha.

Mis manos comienzan a sudar y me aferro con más fuerza al rosario que está enredado entre mis dedos mientras rezo fervientemente a Dios, a mis padres que me criaron por durante 20 años, pido perdón por todos los errores que he cometido y ruego por una nueva oportunidad para salir viva de este lugar. Cuando finalmente la puerta de mi habitación se abre y Sunny entra llamándome como una estúpida loca, cierro mis ojos con fuerza intentando retener al máximo posible mi respiración. Quisiera desaparecer, pero eso es imposible.

La veo entre las rendijas del closet mientras camina alrededor de la habitación, esta mujer con talle de sofisticación no demuestra ni de cerca el demonio que en verdad es, en mis años detrás de esto la he visto hacer cosas que nunca había imaginado que fueran posibles y si me encuentra estoy segura que sufriré el doble de las calamidades que puede lograr.