Una vez subimos arriba, se dejó deslumbrar por el pequeño refugio que había sobre el árbol. No era ningún palacio, pero a Misa no le importaba. Era tan mágico, tan hechizante...con las ramas del árbol rodeándolo, delicadas hojan de adorno y esa luz especial y verdosa que traspasaba las hojas tiernas...Estaba construida por tablones de madera, con ventanas de cristal parecido a las alas de libélula. Misa se acercó, acariciándolas como si fueran a partirse de un momento a otro...y es que parecían muy frágiles; pero eran todo lo contrario: fuertes y sólidos. Al abrir Kreiss la puerta, el hechizo que envolvía a Misa se rompió, y volvió a la realidad. Ahora que se paraba un momento a disfrutar de la paz inusual de aquel sitio, se sintió de pronto observada. Miró con más detenimiento alrededor suyo, pero no consiguió ver nada. Kreiss la observaba desde la ventana, divertido.
-<<¿Qué se supone que buscas>>-preguntó, riéndose.
-No, nada. Me había parecido que...no, sería mi imaginación.
-<<¿...Que había alguien mirándonos, tal vez? Sí, estás en lo cierto. ¿No los oyes?>>-se calló, sonriendo también. Y Misa los oyó. A lo que quiera que fuese aquello, los oyó. Risas agudas de algo o alguien a quien no podía ver. Perfecto. Con un gesto, la invitó a entrar en la casita. Era pequeña, disponía de un armarito, una mesa y un...¿sofá, tal vez? Lo digo porque eran: armario; ramas finas entrecruzadas. Mesa; ramas entrelazadas entre sí. "Sofá"; hongo gigante tapizado con hojas. Más bien, a nada le faltaba hojas. Podían ser unas cuantas de adorno, un montón, rodeando...pero siempre había hojas. Era modesta, pero a Misa le encantó desde el primer momento.
-<<Bienvenida a nuestro hogar>>-le susurró Kreiss en la mente, tan cerca que le hizo cosquillas. Ella dio un respingo. El chico añadió, con un matiz burlón-<<Pasa, pasa, no te quedes ahí.>>-ella entró, topándose con una bola peluda blanca que la derribó y empezó a lamerla muy familiarmente.
-¡Diana! ¿Cómo has subido hasta aquí?-exclamó su dueña, sorprendida. Oyó una risa telepática tras ella-<<¿Y cómo crees que has subido tú?>>
-Quieres decir...¡¿que la has lanzado al abismo con un arnés?!-chilló Misa.
-<<¿Arnés?¿Qué es eso?No. Su forma de subir es distinta. Ya la verás. Ahora mismo, te diré lo que tienes que hacer y por qué te he traído aquí.>>-se aclaró la garganta y se dejó caer en un sillón de mimbre tapizado con hojarrasca-<<Bueno, ya sabes que nosotros dos somos los únicos que sabemos que estás en Athia. Pues bien, lo que tienes que hacer es procurar no aparecer ante nadie de por aquí. Pero NADIE. ¿Me has entendido?>>
-Sí, hasta ahí llego.
-<<Vale. Ehm...bueno, también sabes que Aile es una...¿cómo la llamas tú...?Espía, en tu mundo. Yo soy como el vigilante de la entrada oeste de Athia. Por eso mi kainn está aquí, lejos.>>
-Y...¿qué se supone que es un...kainn?-preguntó Misa.
-<<Es como...mi casa>>-respondió Kreiss-<<Bueno, a lo que iba. Yo soy el vigilante, y Aile es la espía. Vivimos los dos juntos aquí. Realmente, no hay peligro de que te pillen, pero por si acaso sé precavida>>
-Pero...¿de quién tengo que esconderme?-inquirió Misa.
-<<Del resto de feéricos que se ocultan aquí, en Athia>>-aclaró el chico-<<Ellos aún no lo saben. Lo que pasa es que aún no deberías haber pisado este sitio...no tendrías que haber venido ahora.>>
-¿Cómo que "ahora"?-Misa frunció el entrecejo.
-<<Bueno, estaba previsto que vinieses más tarde...>>-dijo-<<Pero eso ahora da igual. Has venido, y ya está. Bueno...también tengo que decirte otra cosa: tienes que quedarte aquí por unos días para que comprobemos si realmente eres quien buscamos. Espero que no te importe>>-dijo Kreiss, encogiéndose de hombros con una sonrisa-<<Y, bueno...tendrás que buscar alguna excusa para que tu madre no se preocupe, y eso...>>
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Los Misterios de Aile
AventuraMisaki siente curiosidad por Aile, una chica de su instituto, solitaria y atrayente, rodeada por una extraña aura...mágica. Un día, decide seguirla, y los poderes ocultos que Misa guarda en su interior le permiten abrirse paso en el extravagante mun...