Disparates

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Buenos días, le dije yo con gran entusiasmo. Él sólo agachó la cabeza y contestó con una voz enojada: ¿Qué tienen de buenos?

Continué mi camino hasta llegar a la preparatoria, saludé a cualquier profe que me cruzaba de frente pero todos respondían de la misma manera. Cuando llegué a mi aula todos mis compañeros estaban contentos porque ninguno de los profes quería dar clases ya que andaban enojados o tristes, ese día nos dejaron salir temprano. Camino a mi casa me encontré con una vecina de nombre Verónica la cual ya era mayor de edad con la misma actitud en su rostro y su hablar, le pregunte qué era lo que tenia y me respondió que no me importaba y que me fuera. Al paso de los días todo era idéntico y a mí sólo me quedaba aguantar.

Mi primo Miguel cumplió los 18 años al mes siguiente y se volvió gruñón y muy grosero con los demas. Me puse a pensar y  deseé no cumplir 18 años porque me haría aburrido y malo.

Los menores de edad son más buenas y lindas personas.

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