Toc. Toc.
Miro el reloj que posee la pantalla de mi celular, encegeciendome con la molesta luz que éste emana.
Son las tres de la madrugada.
Vuelvo a dejar el aparato justo en la mesa de noche que yace a un lado de mi cama y miro el techo oscuro de mi habitación.
Toc. Toc.
El corazón me late a mil por hora, de una forma barbárica al punto en el que siento que éste desgarrará mis músculos, abriéndose paso por mis costillas y saliendo al exterior, desparramandose sanguinariamente por las mantas de mi cama.
Toc. Toc.
Escucho un zumbido molesto que se asienta en mis tímpanos sin piedad alguna.
La cabeza me duele de una forma inmesurada, haciendo que piense que probablemente me explotará.
Toc. Toc.
Se me dificulta respirar. Siento que mis pulmones son solo pasas pequeñas que no pueden expandirse lo suficiente para adquirir el aire necesario que requiere mi sistema.
Toc. Toc.
Decido levantarme de la cama a sabiendas de que no podré recuperar el sueño perdido, y me dirijo al baño para meterme bajo la ducha aun con ropa encima. Abro la llave, dejando que el agua artificial fría caiga por mi cuerpo, llevándose el sudor excesivo que baña mi cuerpo como si acabase de salir de una piscina.
Toc. Toc.
Otro día más.
Toc. Toc.
No hagas eso.
Toc. Toc.
Por favor, para.
Toc. Toc.
Con solo verlo, siento nauseas y mareos que amenazan con hacerme devolver lo poco que he comido.
Toc. Toc.
Toda mi piel comienza a picar, a cosquillear como si millones de insectos caminasen con sus pequeñas patas sobre mi cuerpo, recorriendo cada uno de sus recovecos.
Toc. Toc.
No me toques.
Toc. Toc.
El vello de mi nuca se eriza a la par que gotas pequeñas de sudor comienzan a emerger de mis poros.
Toc. Toc.
Siento como si mi piel ardiese en aquella sección que ha sido tocada por esa cosa tan desgradable, causandome ganas de rascar interminablemente con mis uñas, deseando quitar la suciedad que se ha quedado impregnada en mí aun si eso ocasiona que me desgarre y sangre comience a correr.
Toc. Toc.
Escalofríos me recorren de pies a cabeza mientras reprimo las ganas de gritar con histeria y horror.
Comienzo a sentir que desfallezco sin remedio alguno.
Toc. Toc.
Corro al baño más cercano para cubrir todo mi brazo con jabón y empezar a tallar mi piel con demasiada fuerza, causando que ésta se torne roja y sensible, pero poco me importa.
Toc. Toc.
Tengo que limpiarme.
Tengo que quitarme esto de encima.
Toc. Toc.
Quiero arrancarme la piel como si no fuese más que una capa de ropa, chorreante de sangre y flácida.
Toc. Toc.
Siento que moriré.
Toc. Toc.