La Ventana A Los Sueños

El Viejo Miedo

— ¡¡¡Ayudaaaaa!!!, ¡¡¡alguien aquí ayúdenme!!!, por favor sáquenme de aquiii!!!, por favor alguien dígame donde estoy!!, díganme-.

—¡¡¡Quien está allí!!, ¡¡¡sal de allí maldito bastardo!!.

Sin vacilar lanzo un zapato hacia lo que estaba moviéndose detrás de la cortina, y suena un gruñido de un gato, mi corazón va a explotar y aquel gato me mira fijamente y se asusta a mi sola presencia, intento calmarlo pero este me rasguña y se aleja de mí.

Rompiendo el silencio suena la puerta, alguien golpeando frenéticamente, tomo una lámpara y me quedo frente a la puerta.

—Sr, William está bien, responda o llamaré a los paramedicos.

—!!Quienes son ustedes¡¡

—Sr William soy su vecino, de aquí arriba, se encuentra bien.

—¡¡No me mientas y deja al lado tus actuaciones mediocres y dime donde estoy!!.

—Tranquilo Sr William, no se alarme, solo quiero ayudarlo.

—Me podrías ayudar si me digieras donde estoy y deja de llamarme así, yo no soy el.

—Escúcheme, soy su vecino, lleva viviendo aquí medio año, y créame no es la primera vez que ocurre esto, solo déjeme ayudarlo y suelte esa lámpara, es lo que siempre toma para defenderse, así que tranquilícese voy a entrar-.

—!ALEJATE¡. ¡¡Crees que soy un idiota, deja de vigilarme y déjenme en paz, a ti y tus compañeros, que quieres de mí, si quieres ayudarme de verdad solo aléjate y déjame!!

—No puedo dejarlo así Sr William-.

—¡¡¡DEJA DE LLAMARME ASI!!!.

—Solo déjeme entrar y lo ayudare.

—No te creo ni una mierda idiota.

—Entonces haremos algo, esperaremos aquí a que se calme, solo no salga del departamento, es peligroso dejarlo así.

—Y que si lo hago, porque me tienen encerrado aquí, quien soy yo y por qué han borrado mi memoria.

—No es lo que usted cree, le pasare un celular por debajo de su puerta, es su “Doctor”.

—Y por qué debería creerte.

—Solo hágalo, resolverá toda esta confusión.

Tomo lentamente el celular que esta tirado sin perder de vista una posible entrada de aquella persona, y contesto en tono agresivo.

—QUE QUIERES DE MI MALDITO INFELIZ.

—William, tranquilízate, soy tu doctor, ahora solo escúchame y tómalo con calma entendido.

—Que es todo esto… porque me tienen aquí, que les hice yo-.

—Solo escúchame con atención, en un cajón está el número de tu casa, puedes llamarlos para que te tranquilices un poco.

—¡¡¿LOS TIENEN SECUESTRADOS A ELLOS TAMBIÉN ? !!.

—No tranquilo, solo llámalos y verifícalo tú mismo, te aseguro que están bien.

—Si no están bien maldito, matare a tu compañero y a cualquiera que esté detrás de esa puerta entendiste.

—Entiendo, ahora solo llámalos, te aseguro que no hay por qué temer.

—…

—Solo hazlo.

—…Entiendo…

Saco aquel papel con un numero escrito, y empiezo a marcar  el numero escrito en el teléfono, lo pongo cerca de mi oído sin cortar la otra llamada, el teléfono suena…, sigue sonando…, alguien contesta con una voz angelical con un tono de tristeza diciéndome

—Hijo, ¿estas bien? , tranquilo todo se arregla, todo pasará solo quedate conmigo.

Me arrodillo al piso confundido al reconocer la voz de mi madre, con lágrimas en mi rostro le respondo.

—Mamá… que es todo esto, dime.

–Tranquilo hijo, ya paso, todo estará bien.

Mi corazón llora al oír las palabras de mi madre consolándome, como si me estuviera arrullando, como si fuera un niño otra vez.

Atrás de mi abren la puerta, es el vecino, aquel que siempre me sonreía en las mañanas. Lo recordé, empecé a recodar algo de mi vida, del doctor, de Riu y mi situación, solo me quedo en el suelo gritando del dolor, el dolor se incrementaba cada vez más en mi cabeza, pero no recordé nada más.

Solo puedo decir con certeza de que la voz que escuchaba al otro lado del teléfono era mi madre y que el vecino me tocaba la espalda intentando tranquilizarme. Me dice el doctor que vuelva a su consultorio como si ya lo hubiera hecho antes.

Mi nombre es William Alexander, una persona que no sabe cómo es que todo esto paso y una persona que vive con esta maldición desde no sé cuándo, como si me hubiera levantado de un sueño del que no recuerdo, en una vida que poco se.