Capitulo 10

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Extendí la toalla de playa y deseé de todo corazón que mis gafas de sol fueran más grandes y más oscuras. Lucía un sol resplandeciente, algo que no ayudaba a mi estúpida resaca. Afortunadamente, maya e Iker estaban con melisa dentro de casa viendo una película, así que tenía unos minutos para mí. Me tumbé con mi nueva lectura: Cómo empezar tu propio negocio. Manual para tontos. Un regalo de Scott.

El olor a arena cálida y agua fría era un bálsamo y me hundí plácidamente en un sopor letárgico. Cerré los ojos y mi mente me llevó a la noche anterior: los últimos minutos estaban un poco borrosos. Lo último que recordaba era observar que Derek se dirigía pesadamente y dando tumbos a través de la playa en dirección a casa de los Pullman.

Abrí los ojos medio dormido. Y ahí estaba de nuevo, caminando con la misma pesadez. Pestañeé por si era un espejismo. Pero estaba ahí, de verdad, y se dirigía hacia mí mucho más despacio de lo habitual.

—Hola, ¿qué tal estás? —le pregunté cuando finalmente alcanzó mi toalla y se dejó caer con un ruido sordo a mi lado.

— ¿Tú qué crees? —me preguntó y se quitó las gafas.

Ahogué un grito. Tenía el ojo izquierdo hinchado y rojo, rodeado de moratones. Parecía salido de la escena final de una película de boxeo.

— ¡Oh! ¡Dios mío! ¿Qué te ha pasado en el ojo?

—Ayer me emborrachasteis —repuso con el ceño fruncido.

Uy, uy, uy. Lío a la vista. Vacilé y le pregunté:

— ¿Y?

—Y cuando llegué a casa era muy tarde y estaba muy oscuro.

— ¿Y? —inquirí mordiéndome el labio.

— ¿Y sabes esa mesa que moviste en el vestíbulo para hacerlo más acogedor? —Pronunció la palabra «acogedor» como si hubiera dicho «repulsivo». —Bueno, pues abrí la puerta, me tropecé con la puñetera gata y, antes de caer al suelo, me golpeé con la mesita.

Estaba enfadado ¡y yo debería haberme sentido fatal! Era culpa mía, como lo había sido que melisa se resbalase con el camión de Iker. Pero la imagen mental de Derek tropezando y perdiendo el equilibrio para acabar tendido en el suelo en medio de una casa a oscuras, fue demasiado. Intenté contenerla, de verdad, pero al final estallé en una sonora carcajada que me obligó a echar la cabeza completamente hacia atrás. ¡No pude evitarlo! Incluso me cubrí la boca abierta, pero ya era demasiado tarde.

— ¿Te parece gracioso? — Apreté los labios y negué con la cabeza, pero la risa, incontenible, me subió de la garganta a la nariz. —Stiles —resopló—. ¡No hace gracia!

Pero se le torció un poco la comisura de los labios.

— ¡Lo sé! —repuse y asentí a toda velocidad, pero me salió otra carcajada aún más fuerte.

Se me quedó mirando fijamente hasta que al final, también se puso a reír.

— ¡Lo siento, Derek! —solté.

—Pues no lo parece.

— ¡Oh, pero lo siento de veras! —Y para parecer más sincero puse la cara de cachorrito

Meneó la cabeza despacio.

— ¿Te duele?

—Claro que sí. Cuando me he levantado esta mañana, creía que me iba a explotar la cabeza. Pensaba que era de tanto beber, pero entonces me he visto en el espejo.

Mi Segunda Primera Vez ||Sterek UA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora