El comienzo

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—¡Hola, pimpollos! Mi nombre es Nathan Woods, soy uno de los escasos humanos que quedan en este nuevo mundo —gira la cámara que sostenía para mostrar una ciudad en ruinas—. Como ven, todo se fue a la mierda. Muy bien, humanidad, cagaste todo de nuevo, y en esta ocasión es probable que sea para siempre.

Nathan deja de enfocar los escombros de lo que alguna vez fue New York y muestra su pálido rostro lleno de pecas mientras camina.

—Esto comenzó hace más de un año aproximadamente, todo fue muy repentino. En un momento estás sentado en tu casa viendo por novena vez "Zombieland" y de pronto tienes a un verdadero muerto viviente tratando de devorarte.

—¡Nathan! No eres el único aquí, dame un poco de tiempo en el vídeo —la cámara se mueve bruscamente y pasa a enfocar unos grandes ojos verdes.

—Agh, estaba tratando de hacer una introducción dramática y tú la arruinas —Nathan aleja el aparato de la cara ajena para revelar a una bonita chica rubia con una polvorienta ropa deportiva.

—No, sólo hacías el ridículo cuando no tenemos mucho tiempo. Tenemos que encontrar algo de comida y hacer la guía para las futuras generaciones.

—Si todavía hay futuras generaciones... —Nathan hace un acercamiento a la muchacha— Ella es Wendy Carter, mi compañera en toda esta locura. Un consejo anticipado: tener a alguien que te ayude a encontrar comida, refugio y que te cuide las espaldas puede ser la diferencia entre la vida y una horrorosa muerte. No es bueno estar solo, ni andar en grupos de 30 personas; los extremos son malos, mis niños —terminó con tono empalagoso.

—Qué tierno, jamás me habías dicho que apreciaras mi compañía —murmuró Wendy con una sonrisa.

—Aunque si pudiera cambiar de compañera, no estaría nada mal —la grabación se agitó un poco por la risa del chico.

—Como ya observaron, todo es un desastre —la rubia hizo caso omiso del comentario y prosiguió con la explicación—. El nuevo mandato zombie dio origen en un laboratorio. Sí, lo sé, muy cliché. Pero esto ocurrió un tanto diferente: un farmacobiologo estaba experimentando en su laboratorio casero para crear una cura contra la rabia; sin embargo, no quería la ayuda de ningún organismo dedicado a la investigación de enfermedades porque deseaba tener el crédito sólo para él. ¿Qué más les puedo decir? No sé qué cosa hizo ni cuáles sustancias usó. Lo único claro es que creó algo inestable y, por accidente, dejó que escapara a las calles e infectara a todos, excepto a un pequeño grupo de gente.

—Desconocemos lo que nos hace especiales porque no hay un patrón específico entre los inmunes a la infección —Wendy tomó la videocámara para filmar el semblante serio de Nathan—. Los supervivientes iniciales eran de ambos sexos, de distintas edades, con grupos sanguíneos distintos. En fin, nada coincidía. Lamentablemente eso no fue suficiente, al ser los únicos humanos, esas bestias empezaron a darnos caza para alimentarse hasta que quedamos reducidos a casi nada. Desde hace 5 meses que Wen y yo no vemos a nadie... vivo, al menos.

Wendy y Nathan siguieron andando entre los trozos de concreto pertenecientes a antiguos edificios, pedazos de cristales y vehículos abandonados en medio de la carretera. El sol descendía de manera lenta desde lo alto del cielo e iluminaba las cabelleras rubia y castaña dándoles diferentes tonalidades. Ambos continuaron registrando la destrucción reinante en el lugar.

—Tal vez los espectadores ya se están preguntando: ¿Qué hacemos viendo esto? —la mirada azulina de Woods se dirigió con diversión al lente del viejo dispositivo sostenido por su mano izquierda— Bueno, eso es sencillo. Nosotros estamos conscientes de que es imposible mantenerse a salvo por siempre. Cualquier descuido o accidente puede ser fatal y terminaremos siendo la cena de una horda furiosa. Aún así, somos optimista y tenemos la esperanza de que haya más personas, lo bastante imprudentes como para tener hijos y preservar la existencia de nuestra especie. Los residuos químicos del aire se disolvieron hace una semana, por lo que no hay riesgos de que los bebés nazcan enfermos. Además, en unos cuantos años ya no habrán tantos, quizá ninguno.

—¡Esperen! Estoy segura de que muchos dirán: Los zombies son muertos, ¿qué hay de aquellos que mueran y se transformen? Pues muertos vivientes es sólo una forma adquirida de referirnos a ellos por las películas, en realidad son personas enfermas que no tienen cura. Al igual que la gente normal, tienen una fecha de caducidad. La razón por la que siguen existiendo es que si muerden a una persona sana, ésta no podrá lidiar con el virus que entra de forma directa y en gran cantidad a su sistema y terminará convertida en lo mismo.

—Exacto, recordemos la causa de la infección: Inició al tratar de fabricar un antídoto contra la rabia; el virus es sólo una mutación de esta enfermedad, aunque mucho más peligrosa —la nariz pecosa de Nath se arrugó al hacer una mueca.

—Ese fue el inicio del fin —Carter agitó una mano en señal de despedida—. Es todo por ahora, el mocoso y yo tenemos que continuar

—¡Eh! Tengo 19 años y tú 18, la mocosa serías tú en todo caso —el chico sacó la lengua en un gesto infantil.

—Sí, claro —Wen puso los ojos en blanco—. Nos veremos en un rato.

La mano de la chica tapó la cámara y la imagen se volvió negra al instante. El vídeo de ese día había terminado.

Continuará...

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