Supermarket

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(Aclaración, "Gege" es el equivalente de Hyung en chino. ❤️ )

—Gege, ¿qué vas a cocinar exactamente? —el chico de cabellos negros preguntó mientras tomaba una bolsa de azúcar y la ponía en el carrito, tal y como su novio peli naranja le había pedido. El mayor parecía más concentrado en la pequeña libreta en sus manos que en el menor, quien intentaba llamar tu atención—. Gegeee

—Ya te dije, es una sorpresa —el mayor se limitó a responder mientras revisaba la pequeña libreta en sus manos, chequeando las cosas que ya tenían, para evitar confusiones. Quería asegurarse que no faltara nada, porque no tendrían tiempo de volver luego para comprarlo todo. Además, tendría que ver el, ya que Jeno no sabría cómo escoger el ingrediente correcto.

Había sucedido en una ocasión: él le había pedido que comprase azúcar y un tipo específico de pasta y se había aparecido, 30 minutos después, con sal y papas. No sabía si lo hacía intencionalmente como parte de sus bromas sólo para molestarlo, pero vaya que surgían efecto.

El pelinegro hizo un pequeño puchero y se aferró a la cintura del chino por la espalda, mientras éste seguía caminando y empujando el carrito de compras. No tenía que ver el resto de su novio para saber que sus mejillas se habían tornado rojas, aunque aparentara no estar poniéndole atención.

—Oh, vamos. Yo quiero saber~ —conocía a Renjun demasiado bien como para saber que no podía resistirse a cuando él actuaba lindo, porque no lo hacía seguido. El que se encargaba de ser tierno era Renjun; Jeno sólo lo usaba en momentos muy extremos, como éste. La curiosidad lo estaba matando—. Dime, yo quiero saber, Ren-ge~.

—Ya dije que no, Jeno —Renjun negó, tratando de no reí y, lo más importante, no sucumbir ante su ternura. Sabía lo débil que era ante sus actos lindos, pero allí el único que tenía permitido ser lindo era él, ¡no Jeno! Eso era trampa—. Quiero que sea una sorpresa. Además, no siempre viene tu hermano mayor de visita; tiene que ser perfecto.

—¿Quién, Donghae? —Jeno bufó—. Oh, por favor, no es para tanto. Además, se supone que la sorpresa es para él. ¿Por qué yo no puedo saber?

—Porque sé lo boca floja que eres, y que irás corriendo a decirle en cuanto te enteres de lo que es —rió suavemente—. Bueno, no correr a él literalmente, pero sé que le enviarás un mensaje para decirle y arruinarás la sorpresa para ustedes—continuó caminando, tomando más ingredientes de los estantes y chequeando la lista.

—¿Nosotros? Pensé que la comida era sólo para él—preguntó, confundido por un segundo.

—Ay, olvídalo, ¿sí? —rió un poco nervioso y continuó caminando, ignorando los llamados de su novio, así como su obvio berrinche.

La verdad, la comida era sorpresa para ambos hermanos porque, además de la visita de Donghae, su aniversario de décimo mes estaba cerca. Sería al día siguiente, para ser exacto, pero Renjun quería hacer algo lindo por Jeno un día antes, porque podía que él tuviese planeado, como siempre. Por ahora, parecía que Jeno lo había olvidado por un minuto y sólo se concentraba en intentar hacer que le dijera sus planes para la comida.

Siguieron caminando, obteniendo los últimos ingredientes de la lista y, justo cuando Renjun volteó a ver a Jeno de nuevo, rió cuando vio el puchero en sus labios. Podía ser muy berrinchudo si se lo proponía, y parecía que éste era uno de esos momentos. Al chino claro, no le molestaba porque le causaba demasiada gracia cuando Jeno dejaba su tan aclamada masculinidad para obtener lo que quería.

El mayor se acercó a Jeno y picó su mejilla divertido antes de dejar un tierno beso en ese puchero. —Ya, no pongas esa cara. No es para tanto —lo abrazó por los hombros y lo jaló consigo. Siguió picando su mejilla para hacerlo sonreír, aunque parecía no estar sirviendo—. A veces me pregunto por qué estoy contigo, si eres más berrinchudo que Donghyuck —bromeó, riendo ante su propia broma, y siguió caminando.

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