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"CUANDO DOS PERSONAS SE MIRAN A LOS OJOS, DURANTE UN MOMENTO Y NINGUNO RETIRA LA MIRADA, SE ESTÁN DICIENDO MUCHAS COSAS... AUNQUE NO SE HABLEN"


RUGGERO 🎸

Sinceramente no puedo creer que haya aceptado que la llevara, Karol preferiría mil veces caminar hasta el hotel antes de subirse a un auto conmigo, pero por alguna razón lo hizo y está sentándose a mi lado.

—No puedo con esto —la volteo a mirar cuando la escucho pelear no sé con qué.

—Si lo haces con calma a lo mejor te sale —le digo cuando la veo luchando con el cinturón de seguridad.

—Ruggero, mira que no sale esta maldita cosa —lo jala varias veces, cada vez lo hace con más fuerza pero no lo logra.

—Los 19 años no te pegaron nada bien —me río.

—No te burles, está trabado —me mira mal al ver que sigo muerto de risa —¡Oye, ayúdame! —.

—Está bien, está bien —.

Me inclino hacia ella y cruzo mi brazo para tomar el cinturón, su reacción inmediata es pegarse al espaldar del asiento porque básicamente estoy sobre ella.

—Te enseño; tienes que devolver el cinturón hasta el tope y muy delicadamente lo vuelves a sacar y ¡listo! —afortunadamente esta vez si funciona, hubiera quedado como un tarado si no. Ella pone los ojos en blanco al ver que a mí si no se me traba.

—Ya le conoces las mañas, no es mi problema que tu auto esté tan defectuoso —responde indignada.

—No es mío —contesto y me arrepiento inmediatamente de haber dicho eso.

—Mmm —se mueve en el asiento incómoda. ¿Puedo ser más estúpido?

Cruzo las cintas frente a ella, Karol sólo mira mis manos moverse cerca de su cuerpo. Lo cierro y cuando suena el "click" del seguro alzo la cabeza para mirarla y poder hacerle otro chiste y así dejara de pensar en la idiotez que acabo de decir, pero no contaba con que ella iba a estar mirando para abajo. Quedamos demasiado cerca, mi nariz roza la suya, mis ojos pasan de su boca a sus ojos verdes dos veces seguidas, diría que pudimos respirar nuestro aliento por unos segundos hasta que ella se aleja.

—Perdón —logro decir acomodándome en mi asiento, ella no responde nada, sólo dirige su mirada a cualquier cosa fuera del auto —entonces, ¿dónde te estás quedando? —le pregunto rápidamente evitando que se prolongue la incomodidad.

—No tengo idea de cómo llegar pero acá tengo el nombre —me lo muestra escrito en el chat de Whatsapp de su mamá.

—Yo no soy muy bueno con los nombres de las calles, así que podría tomarme un tiempo en llegar —le confieso.

—¿El nombre no te dice nada? —vuelvo a leer pero definitivamente no tengo idea de dónde es.

—No, yo llego siempre con indicaciones o en un Uber —ella mueve la cabeza aceptando que fue muy mala idea dejar que la llevara —bueno pero para eso existe la tecnología, no te preocupes —.

Abro el GPS desde mi celular y busco rápidamente la dirección, en cuestión de segundos tengo su hotel localizado.

—Ahora tu tarea es estar pendiente y avisarme con tiempo las indicaciones para que no nos perdamos —pongo mi celular en sus manos.

—No prometo nada, puedo quedarme dormida en cualquier momento —.

—Si quieres llegar a tu hotel es mejor que no lo hagas —le advierto.

EL AMOR INSISTE CON NOSOTROS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora