Al ver la nota Alfred quedo petrificado. Muchos de los recuerdos que había almacenado tan profundo en su memoria, tanto como para creer que ya habían desaparecidos, volvieron para tomar lugar en sus pensamientos y negarse a salir de él. Quedó en un estado de shock, el sonido de las cornetas del autobús fue lo que lo hizo volver en sí, colocando el dibujo en el bolso mientras corría nuevamente a toda prisa por las escaleras para tomar el autobús antes de que este lo dejara.
Al montarse en el autobús su amigo Daniel lo esperaba en el 4to asiento a la derecha como siempre desde el día en que se conocieron.
-¡Ey Alfred! ¿Cómo estás? Estas pálido parece que has visto un fantasma. –Pregunto Daniel mientras se arrimaba permitiendo el paso a Alfred.
-Ver un fantasma habría sido mejor que encontrarme con esto.
Alfred se sentó colocando su bolso en sus piernas, lo abrió y sacó el dibujo que había encontrado en su habitación, seguidamente se lo entregó a Daniel para que lo viera. Daniel lo observó por un instante.
-¿Qué sucede con esto? –preguntó su amigo mientras no quitaba la mirada del dibujo. – ¿Es un dibujo tuyo de los duendes? ¿Por qué lo hiciste?
-Pues sucede que ese dibujo no lo hice yo. Ayer se escucharon unos sonidos en mi armario y Niko no dejaba de olfatear. Cuando me acerque y abrí salió un grillo y comenzó a brincar por toda mi habitación, intenté darle con el cuaderno pero se escapó...
-Bueno eso es mejor a que lo hayas matado. –interrumpió Daniel.
-Si, la verdad si, pero la cuestión es que luego de que todo pasara, me acosté a dormir y se me olvido guardar el cuaderno y hoy cuando lo recogí, cayo de el esta hoja con ese dibujo.
-¿Seguro no lo hiciste tu hace tiempo y no lo recuerdas?
-Si estoy seguro que no fui yo, además ni siquiera es mi letra.
-Que creepy, tal vez los duendes quieran venganzaaa Aaaalfreeed. –Dijo Daniel levantando su brazo mientras intentaba poner su voz gruesa al alargar las palabras.
-Cállate Daniel, se supone que me tienes que apoyar, no que me hagas tener mas miedo, recuerda que mi experiencia con esas criaturas no fue nada agradable.
-Lo siento, lo siento, mira, se que da miedo y te vienen recuerdos a la mente, pero quizás si haya sido tu hace mucho y no lo recuerdas, además ya han pasado 2 años desde eso ¿no? Así que despreocúpate, que si te quisieran hacer algo ya lo hubiesen hecho hace mucho.
Luego de las reconfortantes palabras de Daniel Alfred se quedo en silencio viendo el dibujo mientras pensaba.
-Mira se supone que esto era para el recreo pero creo que será mejor comer unas ahora. –Daniel sacó una bandejita de plástico que contenía galletas caseras. –Mi mama las hizo ayer y me dio suficiente para los dos, toma.
- Alfred dirigió la vista a las galletas y tomó una para llevársela rápido a la boca.
-Mmm... están deliciosas, en serio. –Dijo Alfred mientras comía con mucho gusto la galleta.
-Lo sé, mi mama hace las mejores galletas. –Respondió Daniel orgulloso.
Luego de eso Daniel cambio de tema para distraer a Alfred durante el camino a la secundaria.
Esto me recuerda a cuando nos conocimos, recostó su espalda y cabeza sobre su asiento y miró hacia el techo del autobús.
-Yo estaba justo en este mismo asiento, tu subiste y tenias la peor cara que un niño pueda tener en su primer día de clases, parecías muy asustado, la verdad sentí pena por ti, me diste lastima así que decidí cederte mi puesto...
-Te presentaste y me regalaste unas galletas que te había echo tu mama, si, lo recuerdo. –Completó Alfred a lo que Daniel le estaba diciendo.
-Sí, solo que, de verdad me alegro haberte conocido ese día, te volviste mi mejor amigo y me bridaste tu confianza.
Daniel hablaba sonriente mientras sacaba otra galleta de su vianda para llevársela a la boca. Aunque en el autobús iban muchos niños y en su mayoría todos hablando al mismo tiempo, Alfred solo escuchó las palabras de su amigo.
-No Daniel, gracias a ti por hablarme ese día, yo también me alegro de haberte conocido, tu amistad me ayudo mucho para superar todo lo que me pasó.
-Si, fue un asco lo que te paso, pero bueno, ya lo superaste y estamos en pruebas finales así que olvida ese tonto dibujo y repasemos lo que nos toca hoy.
Finalmente llegaron a la secundaria, presentaron la prueba y aunque estuvo difícil Alfred y Daniel salieron contentos de clase, estaban seguros de que la han aprobado.
Durante el receso, los chicos se sentaron a comer el resto de las galletas que tenia Daniel mientras conversaban.
-¿Que te parece si este fin de semana te quedas en casa Daniel? –Así puedes jugar también el nuevo juego que mi papá me compró.
-Si suena divertido, hacer varias semanas que no me quedo, le diré a mi mama para que me de permiso y que me lleve mañana en la noche.
-Genial, yo también le diré a la mía y le pediré que nos compre chucherías.
La conversación del dúo se vio interrumpida por el timbre que indicaba que el receso había terminado, los chicos se levantaron y volvieron a pasar al salón de clases.
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Los Habitantes del Armario.
FantasyAlfred es un niño de 11 años que un día recibe un bello armario comprado por su padre. Lo que el chico nunca imaginó, es que en su armario habitan unos seres, que luego de conocer cambiaría su vida por siempre.