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                                                                                           HARRY



No quiero salir de la cama. No quiero ir a clases. Definitivamente no quiero ir a buscar trabajo de nuevo. No quiero hacer nada más que tener esta almohada sobre mis ojos, porque está creando una linda barrera entre cada espejo en este apartamento y yo mismo.

 No quiero mirar al espejo, porque estoy asustado de que me miraré como realmente soy en este momento. Un chico sin moral o respeto por las relaciones de otras personas. 

No puedo creer que anoche lo besé. No puedo creer que me besó.

 No puedo creer que me solté en lágrimas al segundo en que se alejó de mí y vi la mirada en su rostro. No creí que fuera posible meter tanto remordimiento y dolor en una expresión. Ver cuánto se arrepentía de estar en ese momento conmigo fue uno de los golpes más grandes que mi corazón había recibido. 

Dolía más que lo que Hunter me hizo. Dolía más que lo que Alex me hizo. Pero el dolor de ver el remordimiento en su rostro, no era nada comparado con la culpa y la vergüenza que sentí cuando pensé en lo que le había hecho a Maggie. 

Lo que él le había hecho a Maggie. 


Sabía que al momento en que puso su mano en mi pecho y se acercó más, debía haberlo echado de la cama y haberlo hecho salir de la habitación. Pero no lo hice. No pude. Cuanto más cerca se movía y más nos mirábamos el uno al otro, más mi cuerpo era consumido por la necesidad. No era una necesidad básica, como una necesidad de agua cuando tengo sed o una necesidad de comida cuando tengo hambre. Era una necesidad insaciable de alivio. Alivio de lo que anhelaba y deseaba que había sido reprimido por tanto tiempo.


Nunca me di cuenta de cuán poderoso podría ser el deseo. Consume cada parte de ti, aumentando tus sentidos por un millón. 

Cuando estás en el momento, aumenta tu sentido de la vista, y todo lo que puedes hacer es enfocar a la persona frente a ti. Aumenta tu sentido del olor, y de pronto, eres consciente del hecho de que su cabello acaba de ser lavado y su camisa está recién salida de la secadora. Aumenta tu sentido del tacto y hace que tu piel hormiguee y que las puntas de los dedos zumben, y te deja deseando ser tocado. Aumenta tu sentido del gusto, y tu boca se vuelve hambrienta y deseosa, y lo único que puede satisfacerla es el alivio de otra boca en busca de lo mismo. ¿Pero el sentido que más aumenta mi deseo? El oído. 


Tan pronto como Louis colocó los audífonos en mis orejas y la música comenzó a sonar, el vello en mis brazos se levantó, los escalofríos explotaron en mi piel, y se sintió como si mi ritmo cardíaco lentamente se ajustara al ritmo de la canción. Por más que Louis también anhelaba ese sentido, no podía experimentarlo.

 En ese momento, todos sus otros sentidos combinados fallaron en compensar el sentido que más deseaba. Quería escucharme tanto como yo quería que me escuchara. Lo que pasó entre nosotros no pasó porque éramos débiles. Louis no pasó su mano por mi mandíbula y alrededor de mi nuca simplemente porque me encontraba frente a él y tenía ganas de besarme. No presionó su cuerpo contra el mío porque piensa que soy atractivo y sabía que se sentiría bien. No abrió mis labios con los suyos porque disfruta besar y sabía que no lo atraparían. A pesar de lo mucho que hemos tratado de luchar contra esto, todas esas cosas pasaron entre nosotros, porque nuestro sentimientos se están volviendo más fuertes que nuestro deseo. 

Someday (Traducción - Adaptación LARRY STYLINSON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora