Capítulo 8

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Casi no pudo descansar de lo nervioso que estaba, al final se levantó y se dio una ducha larga, le esperaba toda una noche de duro trabajo. Se lavó el pelo y arregló con esmero, dejándolo liso cayendo suelto sobre sus hombros.

Tras eso empezó a maquillarse, quería estar perfecto en su papel y no paró hasta que sus ojos estuvieron cubiertos por una sombra negra y aplicó rímel a sus pestañas. Se dio algo de brillo a los labios y sabiendo que esa noche podía tomarse ciertas libertades con su "uniforme" recuperó el piercing que solía llevar en su ceja derecha y se lo puso.

Luego se fue a vestir, le costó decidir que se podría poner para llamar más aun la atención de lo que ya lo hacía. Al final se decantó por unos vaqueros negros, una camisa de seda también negra y unos botines de tacón medio.

Se miró al espejo que tenía sobre la cómoda y abriendo una cajita plateada donde guardaba sus joyas escogió un par de anillos y unos colgantes con los que adornó su cuello.

Sonrió satisfecho ante el resultado y viendo que si no se daba prisa llegaría tarde cogió la cartera y el móvil junto con una cazadora de cuero también negra y salió de la habitación. Se asomó a la cocina donde Gustav terminaba de preparar la cena, su turno había terminado ya y tenían la noche libre.

— ¿Vas a salir tú solo?—preguntó Gustav al verle tan arreglado.

—Oh, no he tenido tiempo para explicaros nada, pero me quieren para una misión—explicó Bill por encima.

— ¿Una misión?—repitió Gustav sin podérselo creer— ¿Y vas así vestido?

—Sí, yo...tengo que hacer de puta—murmuró Bill carraspeando.

— ¿De puta? ¿Tú solo?—gritó Gustav sin querer.

—Claro que no—contestó Bill—Estará un equipo de apoyo, llevare un auricular y...Tom estará conmigo.

— ¿Tom y tú haréis de putas?—preguntó Gustav, aun sin poderse creer que su amigo tuviera ya una misión cuando prácticamente acababan de salir de la academia.

—Yo...no tengo tiempo de darte más explicaciones, se me hace tarde—dijo Bill poniéndose la cazadora—Deséame suerte.

—Ten mucho cuidado Bill—pidió Gustav.

—Lo tendré—dijo Bill sonriendo a su amigo con esfuerzo.

Salió del apartamento y decidió parar un taxi, ya llegaba tarde y le pidió al taxista que corriera a comisaría, donde llegó un cuarto de hora después. Entró por el parking como siempre hacía y se dirigió a la sala de reuniones, cuando una voz le llamó la atención.

—Disculpe señorita, ¿quería algo?

Se volvió y sonrió a la persona que le había hablado, quien solo tardó 2 segundos en darse cuenta de quién era.

—Joder Bill, ¡qué cambio!—exclamó Georg sonriendo—Me has engañado, y eso que alguna vez te he visto así de arreglado pero hoy te has superado.

—Gracias, yo...me voy con Tom a una misión—explicó Bill sintiendo que se sonrojaba.

Podía sentir las miradas del resto de sus compañeros clavadas en él, algunos aún no le habían reconocido y más de uno pensaba en qué hacer para poder acercarse a hablar con él, estando claro que le habían confundido con una chica muy atractiva.

—Lo sé, formaré parte del equipo de apoyo—le explicó Georg a su vez.

— ¿De verdad? Pues será un alivio tenerte cerca—dijo Bill con sinceridad—Me he hecho el valiente delante de Oliver pero la verdad es que me tiemblan las piernas.

—Es normal, tu primera misión y no es nada sencilla—comentó Georg—Pero lo harás muy bien, tú no te pongas nervioso.

Era muy fácil decirlo, Bill no podía evitar estarlo. Cogió aire y siguió a su amigo a la sala de reuniones donde les darían las últimas indicaciones. No eran los únicos, los demás agentes ya estaban sentados incluido Andreas, que sería el inspector encargado del caso.

Oliver le vio entrar y al momento supo que había hecho la elección adecuada, gracias a Bill las detenciones de esa noche iban a ser numerosas.

—Antes de nada, os recuerdo que no podéis llevar nada personal encima—empezó a decir Oliver—Carteras y móviles se quedan en comisaria. Dejadlo sobre la mesa y yo lo guardare en el cajón de mi escritorio.

Bill le obedeció al momento, saco su cartea y móvil y dejo sobre la mesa tal y como Oliver había pedido.

—Un coche civil os dejara a varias manzanas para que lleguéis caminando—siguió diciendo Oliver—Es una de las mejores calles donde más clientes hay, os colocareis en una esquina y el equipo de apoyo estará justo enfrente, en un taller abandonado. Desde allí os tendrán vigilados. Y el agente Jake Connors se encargará de realizar las detenciones, estará detrás de vosotros por si tenéis algún problema.

Bill asintió con la cabeza al tiempo que con la mirada buscaba a Tom, localizándolo apoyado en la pared de la sala de reuniones. Era raro verle sin el uniforme, se había recogido el pelo en una cola baja dejando un mechón largo que le caía a un lado de la cara. Al igual que él vestía ropas oscuras pero no tan femeninas como las suyas, aun así llamaba mucho la atención y más de un cliente requeriría sus servicios.

—Bien, pues si no hay ninguna duda os podéis ir—dijo Oliver dando la reunión por finalizada.

Todos asintieron y se pusieron en pie. Bill se reunió con Tom y ambos salieron al parking entrando en el coche que otro agente de paisano conduciría. Tal y como había dicho Oliver fueron dejados a varias manzanas y se pusieron en marcha.

Pasearon en silencio, hasta que minutos después Tom se paró en seco y se le quedó mirando.

— ¿Preparado?—preguntó, viéndole asentir con la cabeza—Genial, lo vas a hacer muy bien. Y... por cierto, estás muy guapo.

Antes de que Bill pudiera decir algo Tom echó a andar de nuevo. Fue tras él y localizaron la esquina donde se iban a poner a trabajar. Estaba algo alejada, ideal para poder hacer las detenciones sin que nadie se fijara en esa pareja de chicos. Había varias prostitutas a lo largo de la calle, chicos y chicas por igual que se les quedaron mirando al verlos ocupar una esquina así sin más.

Pero estaba todo ya calculado, habían hecho correr el rumor que llegarían dos chicos nuevos a trabajar esa noche, pertenecientes a Frank Müller, uno de los mayores chulos del barrio. Lo que nadie ignoraba era que estaba detenido en comisaria prestando declaración por tráfico de drogas y hasta que se supiera podían usar esa tapadera al menos por esa noche.

Tal y como Oliver había dicho, enfrente de ellos había una taller abandonado donde el equipo de apoyo les estaba vigilando y dando instrucciones a través del auricular que se habían puesto. Y detrás de ellos disfrazado de mendigo Jake Connors se encargaría de realizar las detenciones en cuanto ellos les hicieran la señal convenida, que sería colocarse tras la oreja un mechón de pelo.

Esperaron en silencio a que se les acercara el primer cliente, momento que aprovechó Bill para pensar en lo que le había dicho Tom. Que estaba muy guapo... ¿se lo decía en serio? ¿O solo eran unas bonitas palabras para conseguir llévaselo a la cama?

¿Y por qué estaba pensando en eso cuando ya le había quedado claro que entre los dos no iba a haber nada? ¿Por qué no dejaba de pensar en Tom si quería sacárselo de la cabeza costara lo que le costara?

Rookie BillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora