Capítulo 8.

13.1K 1.1K 319
                                    

Pasando ya cuatro meses, había llegado el día en el que Lagertha daría a luz. El bebé estaba adelantado por unos dos meses pero eso no era de preocuparse ya que Bjorn había nacido en el mismo tiempo.

Las mujeres iban de un lado a otro en el pasillo con mantas llenas de sangre y nadie podía entrar en aquella habitación excepto ellas.

Ragnar oía cómo su mujer gritaba dentro de aquellas cuatro paredes intentando soportar el parto y las pupilas de sus ojos estaban totalmente dilatadas, queriendo ir en busca de su beta y consolarla, diciéndole que todo estaría bien.

Se le hizo imposible atravesar la puerta ya que no estaba permitido y simplemente se dignó a esperar impaciente en el marco de ésta, viendo como entraban y salían esclavas.

Esa era una buena noticia ya que mañana tendría que ir con Ecbert a recuperar tierras y él conocería a su hijo antes de ir a una guerra donde tenía probabilidades de muerte.

Sonrió viendo a su pequeño alfa sentado a la par de Athelstan. Bjorn estaba con mala cara ya que siempre había querido proteger a su madre y ahora que ésta sufría, no podía hacer nada para calmarle.

Los minutos transcurrieron con lentitud hasta que finalmente una mujer salió para hablarles.

-El niño ha nacido muerto.

El rubio quedó perplejo ante ella. ¿Era acaso una broma de mal gusto?
Comprobó que no era así al ver la tristeza y seriedad en la cara de la señora, quien ordenó a las demás envolver en mantas al bebé.

Él había esperado tanto la llegada de ese pequeño que se le hacía imposible el creer que tenía un hijo no nato.

Gruñó con fuerza cuando intentaron reconfortarle y ordenó que absolutamente todos salgan de la gran casa.

Su orden se cumplió al pie de la letra e incluso su hijo quien aún no entendía muy bien la situación, salió sin rechistar.

-Lagertha -Apenas pronunció al entrar a la habitación y encontrarle sin fuerzas sobre la cama.-

-Perdóname, Ragnar -Una lágrima rodó por su mejilla al momento en el que su rostro se contraía en dolor.- Perdona por no poder darte más hijos -Su voz salió en un hilo y su marido le acarició suavemente la mejilla.-

Logró que se recostara en su pecho mientras desahogaba su pena, sintiéndose infinitamente afectado ante la noticia.

Logró que se recostara en su pecho mientras desahogaba su pena, sintiéndose infinitamente afectado ante la noticia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mi Alfa Vikingo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora