Introducción:

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Hace un par de días estaba yo sentado en una galería situada en el centro de Montevideo. Coversaba con una amiga; cuando de imprevisto un tipo con un aspecto extraño y con algunos años ya encima se dirigió a nosotros.

"Disculpen muchachos, ¿no tendrían una moneda?, a ver si se puede comer algo..." sopló entre sus manos y las froto, "...está frío..." Lo miré perplejo, entonces recordé lo que mi padre siempre decía: "Siempre se rien del pobre borracho que canta, lo más curioso es que nadie se salva, mañana podemos ser nosotros el personaje del que todos rien". La imagen me golpeó fuertemente. Mientras se dirigía a nosotros, pude observar en sus ojos la honestidad, aquel hombre no podía estar mintiendo, realmente tenía frío y hambre... Solo pude darle un par de pesos, él los agradeció de buena manera y siguió su camino; yo por mi parte quedé helado, con mi rostro inexpresivo, mirando a la nada, sin manifestar ni una de las sensaciones que recorrían mi cuerpo, miré a mi amiga a los ojos y dije "Lo más curioso es que nadie se salva, mañana podemos ser nosotros el personaje del que todos rien".

Y en ese momento, en ese preciso momento fue donde hice el click. La mayor parte de las veces es muy fácil quejarse, y es difícil actuar; simplemente no se puede andar esperando que los demás hagan lo que cada uno debería hacer. Si el día de mañana a mi me tocara ser un pobre viejo mendigo, realmente no me gustaría que la gente se pase a mi lado sin siquiera mirarme.

Lo valioso de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora