Dia Lluvioso

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Aquella fría mañana Carlos, estudiante de fotografía, caminaba por las hermosas calles de Quito colonial solitario y pensativo. Era una mañana de lunes de feriado donde en la zona céntrica y colonial de la capital y en días lluviosos y cuando la gente sale a otras ciudades por carnaval, no suele aparecer un alma. 

Pensaba Carlos que hacía ya mucho tiempo no iba a aquella zona de la ciudad donde se percibe un aire a lo antiguo, al misterio y al pasado. Con su cámara fotográfica iba retratando iglesias completas, pórticos arabescos, balcones salomónicos, columnas, campanarios, calles de piedra...y llevaba una especie de melancolía en el alma, sin saber por qué.

Llegó a un antiguo monasterio que queda en una parte alta del casco colonial, el gran portón abierto parecía darle una tétrica bienvenida, sin embargo el ir adentrándose en el lugar llegó a un paraíso de belleza; se trataba de un patio gigante de piedra antigua en cuyo centro se encontraba una hermosa pileta de mármol y al rededor hermosos jardines. Se emocionó y pensó que la divinidad le había guiado hasta ahí donde al fin podría hacer unas fotos que le dejarían contento. Así que empezó a tomar muchas fotos, todas hermosas que combinaban la presencia del arte con la belleza de las flores.
Uno de sus acercamientos fotográficos le llamó la atención pues le pareció ver la silueta de alguien escondido tras un arbusto. 
Se acercó y vio a una chica totalmente empapada que lloraba solitaria sentada en una piedra en medio del tupido jardín. Ella era hermosa, su cabello era muy largo y rubio, sus ojos oscuros y usaba una bella blusa de encaje....

Un Amor Bajo La Lluvia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora