CAPÍTULO DOCE

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Cuatro días más tarde.

Amy apenas había salido de casa y Ashton no había hecho más que darle vueltas a lo que estaba ocurriendo, a lo que había dicho su abuela y al peligro que corrían.

Durmió con Amy las tres últimas noches. La abrazó y la acunó contra su cuerpo, pero a medida que pasaban los minutos se daba cuenta de que todo iba de mal en peor.

Amy no mejoraba, cada vez estaba más triste, más deprimida, apenas sonreía e incluso a veces rechazaba estar con él.

Algo le ocurría. Ashton sabía que la situación no ayudaba en absoluto, pero Amy no parecía mejorar ni siquiera con sus caricias. Parecía que el tiempo le doliera, que le afectara, como si estuviese hiriéndola cada vez un poco más.

No podían seguir de aquella manera. Ashton tenía que poner fin al sufrimiento. Buscaría la manera para que Amy fuera feliz, con o sin él.

Mientras subía las escaleras hacia la habitación, se pasó la mano por el cabello y suspiró. Estaba nervioso. No sabía realmente que iba a hacer, pero tenía que actuar antes de que fuese demasiado tarde, tal y como le había dicho su abuela.

Golpeó la puerta.

―¿Amy? ¿Puedo pasar?

Amy se revolvió en la cama y se irguió al escuchar la voz de Ashton. Sólo quería esconderse bajo las sábanas. Desaparecer para siempre.

―Sí, pasa―contestó con un hilo de voz.

Ashton abrió la puerta y le sonrió cuando la vio en la cama. Tenía los ojos llorosos e inmediatamente supo que había estado llorando. Se acercó y se sentó en el borde mientras acariciaba la espalda de Amy y le daba un beso en la frente.

―¿Has estado llorando?

―Un poco...―contestó ella. No iba a mentirle.

―Tenemos que hablar, Amy.

―Lo sé―murmuró ella, agachando la cabeza. Se aferró a las sábanas y trató de no mirarlo a los ojos.

Ashton, no obstante, colocó dos dedos bajo su barbilla y la obligó a encontrarse con su mirada.

―No podemos seguir de esta manera, cielo.

Ella respondió sorbiendo por la nariz. No tenía nada que decir. Estaba a punto de echarse a llorar como un bebé.

―Todo el mundo nos está buscando y tú no estás mejorando. Tenemos que acabar con esto. ―le acarició los labios―Deberías marcharte.

―¿A qué te refieres? ―la voz de Amy tembló cuando pronunció las palabras.

―No quiero que vuelvan a hacerte daño. Tengo algo de dinero ahorrado así que te he comprado un billete de avión para que te marches fuera del país.

El corazón de Amy dio un vuelco. No pudo tragarse sus palabras y apenas pudo analizarlas con claridad. Abrió los ojos como platos y lo miró de hito en hito.

―¿So...?

―Sola―la cortó él, con dureza y lástima a la vez.

―Pero Ashton, yo no...

―Cariño, estarás bien―le aseguró antes de que entrarse en pánico―. Estuve mirando hoteles dónde puedes alojarte durante un tiempo. Yo arreglaré los problemas que tenemos aquí y luego iré a buscarte. ¿De acuerdo?

―No. No puedes dejarme sola, Ashton―le replicó―. Tú me prometiste que estaríamos juntos, que nunca me dejarías.

―Amy, no te estoy dejando. Te estoy protegiendo―no podía prometérselo, pero al menos quería calmarla.

Disenchanted ಌ Ashton Irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora