JAMES STANTON.
No sabía si April se había decidido por eliminar el plazo que había impuesto, lo cierto es que no habían vuelto a hablar de ello, era miércoles, y había pasado poco tiempo desde su charla del lunes, ayer se habían sentado para almorzar, en silencio, April estaba pensativa, Sam estaba preocupada por ella, Alex no estaba, Sara y él no se sentían con ganas de hablar, así que solo se quedaron sumidos en sus pensamientos, al terminar el almuerzo, no habían intercambiado palabra alguna, se separo de su primo y April, y camino con Sara, mientras atravesaban el campus.
―¡Demonios! ¡No, no,no! ―Sara parecía estar buscando en su mochila, se veía desesperada por encontrar algo, mientras revolvía el bolso― No me hagas esto por favor.
―Dudo que Dios te este escuchando, no te he visto en la iglesia. ―dijo, Sara solo le mostró el dedo medio con una mueca, y siguió buscando, algo que creía, no estaba ahí.
―Necesito un favor tuyo, y antes de que digas que no, necesito que me lleves al apartamento, se me ha quedado algo que necesito para la próxima clase, por favor. ―dijo juntando las manos en una plegaria, y un vago y ridículo intento de puchero.
―Tienes suerte de que me agradas y que no tengo más clases.
―¿Alguna vez te he dicho lo buen amigo que eres?
―No, pero podrías empezar ahora. ―sugirió con una risa.
―April parecía bastante seria ¿Cierto? ―menciono Sara.
―Durante el almuerzo no dijo ni una palabra, espero que lo esté considerando.
―Yo también.
―La idea del plazo se la diste tu, ¿Te arrepientes?
―No, bueno si, solo digo que me di cuenta de que eso no se puede forzar. ―no supo porque, pero en ese momento sintió lo mismo que cuando veía a Alex, como si supiera que ocultara algo, ¿Sara le estaba mintiendo? No podía saberlo con seguridad, pero había algo más, algo había pasado, lo que sea que es, había obligado a Sara a replantearse la idea del plazo, ¿Era por qué Alex empezaba a agradarle? Si era así, su opinión estaba comprometida, ¿Qué podría haber hecho hacerla cambiar de opinión? Sara raramente lo hacía, era la clase de persona que no cambian de opinión con frecuencia, al menos que algo le muestre otra perspectiva que ella apruebe, entonces haría que ella empezara a considerar su idea anterior, dando espacio a un debate interno.
Entonces, seguramente se replanteo la idea del plazo, al él nunca le pareció una buena idea, pero la dueña de la idea era Sara, algo la había hecho cambiar de opinión, y quería conocer qué era, pero si Sara se lo estaba ocultando, en el momento en que preguntara, se cerraría, no era buena mintiendo, pero si en guardar silencio.
La acompaño al interior del edificio, camino detrás de ella, estaban frente a su puerta, Sara sacó sus llaves, y justo cuando iba a entrar, se detuvo, estaba en silencio, dio un paso al frente, y se dio cuenta que su mano temblaba, la tomo de los brazos y la giró.
―Sara ¿Qué pasa?
Ella solo miraba la puerta― Está abierta. ―dijo con un susurro señalando la puerta, se volteó y en efecto la puerta estaba abierta, estaba a punto de preguntar si existía la posibilidad de que la hubiera dejado abierta por accidente, cuando escucharon un ruido que venía del interior, diría que sintió el cuerpo de Sara tensarse al instante, pero él también se encontraba tieso ¿Quién estaba ahí? Coloco a Sara detrás de él, y entro con cuidado de no hacer ruido, su apartamento estaba exactamente igual que como lo recordaba, las luces estaban apagadas, Sara hizo un intento de adelantarse, pero la detuvo y la halo de nuevo para que estuviera a sus espaldas, no se arriesgaría a que intentaran dañarla, se sentía como un escudo, camino en silencio, paso a paso, puede que su hermana dijera que era un ninja, y él se burlara de la idea, pero la verdad, es que en este momento su entrenamiento le fue muy útil, si se viera la cuestión desde afuera, seguramente se vería exactamente como eso, como un ninja, solo que menos ridículo que caminar en puntillas, paso el mueble de la sala, cuando vio algo en el suelo, eran piezas o trozos, algo de vidrio.
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Cicatrices en el Alma [COMPLETA]
RomantikLa ropa lo oculta, pero se nota todo lo que tiene mi piel, nadie más que yo sabe lo que se siente traer dolor contigo. Resulta difícil. Pero es más difícil vivir la vida como si nada pasa cuando te pasa todo. Y es que nadie merece que ellos paguen t...