Capítulo 24:

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― Ah, sí ― dijo la secretaria. ― Todas las medicinas necesitan ser registradas. La oficina de la enfermera está allá detrás, tercera puerta a la izquierda, al frente del archivo estudiantil ―. Ella hizo señas hacia el pasillo detrás de ella. ― Si la enfermera no está ahí, puedes sentarte. Ella regresará en cualquier momento.

Fabriqué otra sonrisa. De verdad esperaba que fuera fácil. Mientras caminaba por el pasillo, me detuve par de veces para mirar sobre mi hombro. Nadie venía tras de mí. El teléfono de la oficina principal sonaba, pero sonaba como un mundo aparte del oscuro pasillo en donde estaba. Estaba sola, libre para hacer lo que quisiera.

Me paré frente a la tercera puerta a la izquierda. Aguanté la respiración y toqué a la puerta, pero por la oscuridad en la ventana, era obvio que el cuarto estaba vacío. Empujé la puerta, haciendo un chirrido mientras habría. Por un momento me quedé parada en la entrada, casi deseando que la enfermera apareciera y así no tener otra opción que registrar mi archivo e irme. Una rápida mirada a través del pasillo reveló una puerta con una ventana que decía Archivo Estudiantil. También estaba oscura.

Concentré mi atención en un insistente pensamiento en el fondo de mi mente. Liam diciendo que él no había ido a la escuela el año pasado. Estaba bien segura de que él estaba mintiendo, pero y si no lo estaba ¿tendría una record estudiantil? También la tarjeta de vacunas y las calificaciones del semestre pasado. Aún así, una posible suspensión parecía un precio muy largo para pagar por mirar la tarjeta de vacunas de Liam.

Me apoyé en la pared esperando alguna señal de Catalina, que ella me dijo que haría. «Grandioso». El teléfono en la oficina principal volvió a sonar y la secretaria lo contestó. Miré nuevamente a la puerta identificada como Archivo Estudiantil. Probablemente estaba cerrada con llave. El archivo estudiantil probablemente era considerado de mucha seguridad. No importaba que clase de distracción Catalina hubiera creado; si la puerta estaba cerrada, yo no iba a entrar.

Cambié mi mochila al otro hombro. Otro minuto pasó. Me dije a mi misma que debía marcharme…

Por otro lado ¿y si Catalina tenía razón? ¿Y si Liam tiene un pasado criminal? Como si compañera de biología, el tener regularmente contacto con él podría ponerme en peligro. Yo tenía la responsabilidad de protegerme… ¿cierto? ¿verdad?

Si la puerta no estaba cerrada y los archivos estaban alfabetizados, no tendría ningún problema en localizar rápidamente el record de Liam. 

Todo estaba demasiado callado en la oficina principal. De repente, Catalina se apareció en la esquina. Ella se acercó a mí, caminando agachada, pegada contra la pared, arrastrando sus manos por la pared y mirando sobre sus hombros. Estaba caminando como los espías. «Lo hacían en las películas viejas.»

― Todo está bajo control ― ella susurró.

― ¿Qué le pasó a la secretaria?

― Tuvo que dejar la oficina por un minuto.

― ¿Tuvo? No le has hecho nada ¿cierto?

― Esta vez no.

Gracias a dios por las pequeñas bondades.

― Llamé desde el teléfono público y dije que hay una amenaza de bomba ― dijo Catalina. ― La secretaria llamó a la policía y luego corrió para buscar al director.

― ¡Catalina! ― Ella dio golpecitos en su muñeca. 

― El reloj está contando. No queremos estar aquí cuando llegue la policía.

― Y me lo dices. ― susurré irónica

Catalina y yo fuimos a la puerta de los archivos de los estudiantes.

― Muévete ― dijo Catalina, empujándome con su cadera.

Ella cubrió su puño con la manga de su camisa e intentó perforar la ventana. Nada pasó.

― Eso fue solo práctica ― dijo y luego retrocedió para dar otro golpe, pero yo agarré su brazo.

― Podría estar abierta ― Bajé la manija y la puerta se abrió.

― Eso no fue nada divertido ― dijo Catalina.

Cuestión de opiniones.

― Entra tú ― ordenó. ― Yo vigilo. Si todo va bien, nos encontraremos en una hora. Espérame en el restaurante mexicano en la esquina Beach ― Luego caminó en cuclillas por el pasillo.

Me dejó allí parada. Antes de que mi conciencia me dijera que me saliera de ahí, entré y cerré la puerta tras de mí, presionando mi espalda contra ella.

Con un profundo respiro, me quité la mochila y me adelanté, trazando con mis dedos la parte frontal de los archiveros. Encontré la gaveta marcada con L-P.

Las etiquetas de los archivos estaban fichadas a mano y me pregunté si el instituto era la única escuela en el país que aún no estaba conectada con la tecnología.

Mis ojos se posaron sobre el apellido “Payne”.

De un tirón, saqué el archivo. Por un momento lo sostuve en mis manos, tratando de convencerme de que no era tan malo lo que estaba a punto de hacer. ¿Qué importaba que allí adentro hubiera información privada? Como compañera de biología de Liam, tenía derecho a saber estas cosas.

Afuera, las voces llenaron el pasillo.

Abrí el archivo con torpeza e inmediatamente el miedo me inundó. No tenía sentido. Las voces avanzaban. Al azar, introduje el archivo dentro del cajón y la empujé, enviándola rápidamente devuelta al archivero. Mientras me giraba, me quedé paralizada. Al otro lado de la ventana, el director se detuvo en seco y su vista estaba fija sobre la mía.

― Discúlpenme un momento ― lo escuché decir. El grupo con el que estaba hablando él, continuó caminando. Pero él no. Abrió la puerta.

― Esta área es prohibida para los estudiantes ―. Intenté mostrar una expresión indefensa. 

― Lo, lo siento. Intento encontrar la oficina de la enfermera. La secretaria dijo que era la tercera puerta a la derecha, pero creo que conté mal ― Puse mis manos en alto. ― Estoy perdida.

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-A

Ángeles Caídos.. {Liam & Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora