Capítulo 26:

353 19 0
                                    

― Todas las sillas aquí están ocupadas ― dije. Cuando él no respondió, agarré mi vaso de vuelta y tomé un sorbo de agua, tragando accidentalmente un cubo de hielo que me lastimó la garganta. ― ¿No deberías estar trabajando en lugar de estar fraternizando con clientes? ― Dije ahogada, tratando de disimular lo ocurrido. Quería toser, pero no lo hice. 

Él sonrió. 

― ¿Qué vas a hacer el domingo en la noche?

Yo bufé. Accidentalmente. 

― ¿Me estas invitando a salir?

― Te estás volviendo presumida. Me gusta eso, Ángel.

― No me importa lo que te gusta. No voy a salir contigo. No en una cita. Tampoco sola contigo. Quería patearme por experimentar un ardiente estremecimiento al imaginarme qué podría pasar una noche sola con Liam.

Él ni siquiera lo decía en serio. Él estaba provocándome por razones que sólo él conocía.

― Espera ¿me dijiste Ángel?― Pregunté.

― ¿Y si lo hice?

― No me gusta.

Él sonrió abiertamente. 

― Entonces lo dije. Ángel. ― dijo marcando la última palabra

Él se inclinó en la mesa, levantando sus manos hasta mi cara y rozó su pulgar en la esquina de mi boca. Yo me alejé, muy tarde.

Él frotó brillo labial entre su pulgar y el dedo índice. 

― Te ves mejor sin eso ―. Intenté recordar de qué estábamos hablando, pero no me esforcé tanto como estaba haciendo para intentar parecer que su contacto no me había causado nada. Recogí mi pelo tras mi hombro, tomando de nuevo el hilo de nuestra previa conversación. 

― De todas maneras, no me dejan salir cuando hay clases al otro día.

― Que mal. Hay una fiesta en la costa. Pensé que podríamos ir ―. Él de verdad parecía sincero.

No podía saber si era cierto o no. El calor de antes seguía corriendo en mis venas y tomé un largo sorbido con mi pajilla, intentando enfriar mis sentimientos con un tiro de agua helada. Tiempo a solas con Liam podría ser intrigante y peligroso. 

Fingí un bostezo. 

― Bueno, como ya dije, al otro día hay clases ― Con la esperanza de convencerme más a mí que a él, añadí, ― Si estas interesado en esa fiesta, yo casi puedo garantizarte que no estaré.

Listo, pensé. Caso cerrado.

Y luego, sin ninguna advertencia en absoluto, dije, 

― ¿Por qué me estas invitando?

Hasta este preciso instante, había estado diciéndome que no me importaba lo que Liam pensara de mí. Pero ahora, supe que era una mentira. Aunque probablemente me arrepentiría, estaba lo suficientemente curiosa sobre Liam hasta el punto de ir a cualquier parte con él.

― Quiero estar contigo a solas ―, dijo Liam. Solo con eso, mis defensas regresaron. 

― Escucha, Liam, no quiero ser grosera, pero…

― Seguro que quieres serlo.

― ¡Bueno, tú comenzaste!― «Adorable, muy maduro y seductor». ― No puedo ir a la fiesta. Fin de la historia.

― ¿Por qué no puedes salir en noches de escuela, o porque te da miedo estar sola conmigo?

― Ambas ―. La confesión se me escapó.

― ¿Te dan miedo todos los chicos… o solo yo?

Entorné mis ojos dejando claro que no me iba a molestar en contestar una pregunta tan estúpida.

― ¿Te hago sentir incómoda?― Su boca creó una línea neutral, pero detecté una sonrisa especulativa atrapada tras ellos.

Sí, en realidad él tenía ese efecto en mí. Me incomodaba más de lo que pensaba. También tenía la tendencia de eliminar de mi cabeza todo pensamiento lógico.

― Lo siento ―, dije. ― ¿De qué estábamos hablando?

― De ti.

― ¿De mi?

― De tu vida personal.

Yo reí, insegura de qué otra respuesta dar.

― Si esto es sobre mí… y el se.xo opuesto… Catalina ya me dio ese discurso. No necesito escucharlo dos veces.

― ¿Y qué te dijo la sabia Catalina?

Yo estaba jugando con mis manos y las deslicé fuera de la vista. 

― No puedo imaginar por qué estas tan interesado.

Él sacudió suavemente su cabeza. 

― ¿Interesado? Estamos hablando de ti. Estoy fascinado ―. Él sonrió y fue una sonrisa fantástica. El efecto fue un pulso agitado. Mi pulso agitado.

― Creo que deberías regresar a trabajar ― dije.

― Es bueno saberlo, me gusta la idea de que en la escuela no haya ningún chico que junte todas tus expectativas.

― Olvidé que eres la autoridad de mis “demasiado” nombradas expectativas ― bufé. Él me estudió de una manera que me hizo sentir transparente.

― Tú no eres reservada, _______. Tampoco eres tímida. Solo necesitas una buena razón para salir de tu rutina y conocer a alguien.

― Ya no quiero hablar más sobre mí.

― Tú crees que lo sabes todo.

― No es cierto ―, dije. ― Por ejemplo, bueno, en este caso, yo no sé mucho sobre… ti.

― Tú no estás lista para conocerme.

No había nada despreocupado en la manera en que él lo dijo. En realidad, su expresión era cortante. ¿qué se supone de que no estoy lista? ¿acaso es un monstruo, de dieciocho ojos, convertido en persona, o qué? Que diga que no estoy lista para conocerlo, es malo.

― Busqué en tu archivero estudiantil.

Mis palabras colgaron en el aire por un momento antes de que los ojos de Liam se fijaran con los míos.

― Estoy bastante seguro de que eso es ilegal ― dijo él calmadamente.

― Tu expediente estaba vacío. No había nada. Ni siquiera tu record de vacunas ― Él ni siquiera fingió estar sorprendido. Él se reclinó en su silla y sus ojos relucían.

― ¿Y me estás diciendo esto porque tienes miedo de que pueda causar un brote de sarampión o paperas?

― Te estoy diciendo esto porque quiero que sepas que yo sé que algo no está bien contigo. No has engañado a todos. Voy a descubrir qué es lo que estas tramando, y te dejaré al desnudo.

― Estaré esperando que lo hagas.

Yo me sonrojé, comprendiendo muy tarde la indirecta. Sobre la cabeza de Liam, pude ver a Catalina abriéndose camino entre las mesas.

Dije, ― Catalina viene. Te tienes que ir.

Él se quedó ahí, mirándome, pensando.

― ¿Por qué me estas mirando así? ― Le dije mirándolo insólita

Él se impulsó, preparándose para levantarse. 

― Porque tú no eres nada de lo que yo esperaba.

― Tú tampoco lo eres ―, le dije casi gritando. ― Eres peor.

__________________________________________________________

-A

Ángeles Caídos.. {Liam & Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora