Capítulo Único

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Fui un idiota al lastimarte, al lastimar a un ángel, que a pesar de todo seguía a mi lado dándome un amor incondicional irremplazable, fui más que un idiota al lastimar tu corazón con cada palabra hiriente que salía de mi boca clavándose en tu cor...

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Fui un idiota al lastimarte, al lastimar a un ángel, que a pesar de todo seguía a mi lado dándome un amor incondicional irremplazable, fui más que un idiota al lastimar tu corazón con cada palabra hiriente que salía de mi boca clavándose en tu corazón como una dolorosa daga...pero después de todo, eso es lo que hacen los demonios, desmoronan a preciosos ángeles como tú, los llevan hasta un lugar tan alejado donde sus gritos por ayuda no llegan a ser escuchados y los destruyen poco a poco, pero a pesar de todo ellos no hacen nada pues son seres completamente llenos de amor, indispuestos a causar algún tipo de daño a cualquier ser vivo...y yo soy un demonio, el demonio que destruyó todo de ti sin arrepentirse cuando se debía.

Los meses pasaban luego de que huyeras de mi...sabía que no querías hacerlo pues después de todo ambos nos amábamos pero yo era el problema, yo no sabía cómo tratar a un ángel tan precioso y único como tú.
Tú eras más que un ángel siempre estabas a mi lado y me cuidabas brindándome ese dulce e incondicional amor que te caracterizaba.

Cada día sin ti me vuelve loco, dejando que mis demonios internos me dominen volviéndome incapaz de razonar con claridad pero al momento de volver a mí mismo te busco como un maldito demente, pregunto a tus amigos, hermanos e incluso a tus padres pero tal como esperaba me despreciaban y odiaban por haberte lastimado que solamente me cerraban la puerta en las narices dejándome completamente desesperado por saber por ti, por tenerte entre mis brazos llenándote con mimos y palabras llenas de amor....pero eso era muy difícil ya que debido a mis estupideces escapaste sin dejar un rastro tuyo.

Luego de tu partida los meses pasan y yo solo me dedico a hacerme sufrir hasta que entro en razón, comenzando así a buscarte desesperadamente entre la multitud de personas que siempre se encontraban en tus lugares preferidos.

La frustración llega a mi cuerpo cuando los meses pasan, tal cual el agua en las manos de alguien y no encuentro rastro tuyo en ningún lugar.

Hasta ese día.

Estabas tan resplandeciente con tu pequeño cuerpo envuelto en abrigos.

Estabas sentado junto a la ventana de una cafetería...tu cafetería favorita, tenías un libro entre tus manos, tus tiernos anteojos redondos, una tierna bufanda y un gorro ambos de un color celeste pastel, en la cual ocultabas las sonrisitas enamoradas que soltabas al leer el libro.

Hipnotizado por tu precioso aspecto del ángel que eras entré corriendo a esa cafetería, e importándome poco mi aspecto lúgubre corrí hasta tu lugar y te tomé en brazos, estrechándote contra mi pecho mientras susurraba millones de disculpas y palabras de amor directas a tus delicados oídos.

Siento tus delicadas manos hacer presión contra mi pecho intentando separarme mientras mueves tu cabeza de negación a mis palabras y es allí cuando te suelto lentamente, asustado de haberte perdido para siempre por mis estupideces.

Paralizado te veo fijamente, observando tu sonrojado rostro que intentas ocultar con tu bufanda y gorro mientras balbuceabas cosas incoherentes, luego respiraste hondo antes de subir tu mirada y sonreírme.

Love me again •Hopega•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora