Estaba ordenando mi habitación hasta que recibí una video llamada de Jimin, yo no quería responder, pues tenía el pelo desordenado y estaba muy sudada.
Ignoré la llamada.
Jimin volvió a llamar, esta vez tuve que responder, debía ser urgente.
- Hola Chim, ¿qué sucede?
- Wow, había olvidado lo linda que te vez sudada.
- ¿Cuándo me viste sudada?
- Cuando hacías ejercicio.
- Ahh -asentí -Ya dime qué pasó.
- Solo quería salir a comer algo contigo.
- Está bien.... ¿Podríamos comer en mi casa?
- Ok, yo llevo el Ramen y la bebida.
- Y yo ordeno aquí, está muy desordenado.
- Ok, adiós princesa.
- Bye bye Jiminie
(Corté la llamada)
Empecé a hacer todo más rápido, tanto que en seis minutos logré terminar de ordenar la casa entera, solo faltaba arreglarme.
Vi la hora.
Solo faltaban diez minutos para que Jimin llegase, me metí en la ducha y terminé en cinco minutos. Corrí, me vestí, peiné, cepillé mis dientes y me puse el perfume favorito de Jimin.
(Tocó el timbre)
Ya había terminado de arreglarme, abrí la puerta.
- Aish -refunfuñó exactamente después de verme de reojo.
- ¿Qué sucede?
- Me apresuré porque quería verte sudada.
- Eres un tonto -reímos.
- Traje tu Ramen favorito -dijo colocándolo en la mesa.
- Gracias -di un beso en su mejilla.
- No hay de qué, ahora comamos que tengo muchas hambre.
Ambos nos sentamos a la mesa y conversábamos de cómo nos había ido en el trabajo o anécdotas graciosas que cada uno había pasado.
- Mi amor, te ves muy raro comiendo ramen.
- ¿Porqué lo dices?
- Porque tu cara cuando lo comes es como de un comercial.
- ¿En serio? -dijo pegando una enorme carcajada.
- Si, parece que te satisface cada bocado de ramen.
- Que mala eres -reímos.
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