Desperté esa mañana con el sonar del móvil a par de que el sol se colaba dentro de mi habitación por la ventana de junto, me percaté de mis ojos rojos en el espejo de la puerta y solo pensé —necesito dormir más—
Como de costumbre iba tarde al trabajo así que cogi un taxi para no demorar más tiempo del que me toma normalmente, milagrosamente tenía aire acondicionado así que me coloque los cascos mientras perdía mi mirada sobre el cristal de la ventana donde tenía recargada mi cien.
Al llegar al centro baje enseguida del taxi tomando ruta a mi trabajo sin saber que en el camino miraría un puesto de girasoles sobre la calle así que pregunté el precio de los mismos así como de las rosas, por obvias razones no pude charlar mucho con el señor así que quedamos en que regresaria en mi hora de comida, se llegó mi descanso para comer por lo que fui con el señor pero esta vez me acompañaba un amigo. quedo el pedido de un ramo de rosas con un girasol en medio ya que a ***** le gustaban mucho.
Por fin el gran momento estaba a punto de llegar. yo caminaba hacia el puesto donde las compraría con un nudo en el estómago por los nervios de que pasaría después de ese día, sabía que cambiarían muchas cosas más no si sería para bien o para mal, no demore más de 5 minutos. solo recogí el ramo y lo pague.
Faltaba una esquina para poder llegar mientras suena el móvil e intento maniobrar con una sola mano el celular y contestar la llamada de un amigo que estaba en mi trabajo diciéndome que ***** estaba en la bodega sola —okey, estoy en la esquina — llegue lo más rápido que pude, al subir las escaleras escuché sus pasos así que desidi en dejar el ramo ahí y después bajar por el, me coloque en el marco de la puerta mientras ella me miraba al mismo tiempo que yo recuperaba el aire entonces hice una gran inhalación —te compre algo, cierra los ojos y aquí espérame— asistió con la mirada así que baje lo más rápido que pude por el ramo, detrás de ella susurre —voltea— lo tomo en sus brazos y me abrazo fuertemente, mis nervios explotaron cual miles de granadas juntas puesto le había gustado.
Hablamos de varias cosas hasta que ***** dice que tiene que bajar pero la alcance en las escaleras y la tome del brazo, baje mi mano hasta llegar a de ella, mire sus ojos y lo más despacio posible dije — confías en mi... — tape sus ojos con ambas manos y le pedí que me perdonara , le robe un beso y dije —por esto— me miró sonrojada y bajo las escaleras mientras yo solo sonreía.