Pequeñas porciones de cariño brotaban de mi corazón hacia él, eran pequeñas cosas no expresadas de mi parte al hablarle, sin embargo de su parte eran espacios cerrados donde no sabia lo que pasaba en su mente.
Los días pasan, y el cambio de clima bipolar hace que los sentimientos de que alguien me acompañe sean grandes, a lo que mi mente me reprochaba "calmate y respira", con el consentimiento de que no era cualquier persona si no alguien en especifico.
Al regresar a donde todo estaba en orden, y no dejar que el tiempo pasará por ideas utópicas en mi cabeza y poner los pies en la tierra.
Solíamos conversar poco pero eran conversaciones cálidas y sonrisas tibias que eran favorables al clima, al igual como en los climas calurosos donde las extrañas miradas eran frías y sin respuesta, donde solía confundir mis sentimientos un poco, sin embargo esto no hacía de mi día algo triste, me gustaba pero no me obsesionada.
Llegaban momentos donde el no me habla y en otros donde un
-Hola, ¿cómo estas?- no caía nada mal, mis respuestas eran inmediatas pero frías
-¡Bien!- sin preguntar por el otro, no me eran de interés saber de alguien que no siempre le importarse pues, eso no hacía que mis sentimientos se disminuyeran.Espero señales, espero algo, eso que me cederá a dar un segundo paso, intentaré llenar espacios en blancos para darme cuenta que el lo que me repará esto, dulce chico, James Dilaurentis que hacía desvelar mi mente cada vez que lo veía.
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El chico del cuarto de lado
Roman pour AdolescentsHistoria basada en un amor imposible que nunca podrá tener. Sigueme en instagram: @jorge_a_hidalgo