III

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Abrí los ojos, no tenía ganas de levantarme puesto que era mi día libre aunque para la medicación no era lo mismo. Apagué mi alarma y miré mi fondo de bloqueo: Calum sonriendo mientras el Sol lo iluminaba de una manera armoniosa.

—Cal.

—Dime. —Respondió rápidamente a mi llamado, dejando de lado su teléfono.

—¿Me dejas tomarte una foto?

—No. —Negó a la par con su cabeza, volviendo a textear.

—¿Por favor? —Me senté en sus piernas y enrede mis brazos al rededor de su cuello.

—No.

—¿Por qué? —Hice un puchero, seguro me veía ridícula pero él se veía tan guapo que de verdad quería una foto.
《Patética, si no quiere no》

—Porque ya deberías ser feliz con la foto que tienes mía cuando estaba durmiendo. —Sé cruzó de brazos mientras fruncía el ceño.

Era cierto, un día mientras arreglaba el traje de un personaje que iba a interpretar se quedó dormido, a mi parecer se veía tan hermoso y tierno que le saque una foto.

—¿Cómo...

—El otro día vi que la tenías de fondo de pantalla.

Demonios.

—Te veías muy lindo, no podía perder la oportunidad de tener una foto tuya así.

—Pues ahora no tendrás más fotos.

—Pero Cal. —Extendí la a para hacerlo sonar tal cual niño estaba quejándose con su madre de que no le daba lo que quería.

—No, Amelia. —Regreso su vista a su teléfono.

No tenía celos en absoluto que le prestara más atención a su teléfono que a mi. No.

Me levanté para sentarme en la silla al otro lado de la pequeña mesa redonda que había en mi terraza; inconscientemente hice un puchero mientras picaba lo que quedaba en mi plato del pastel que Calum había traído.

—Muy bien, ahora te enojaste tú, ¿Qué tienes? —Dejó su teléfono de lado, mirándome fijamente.

—Nada.

《Ridícula》

—Anda, yo sé que tienes algo, te conozco bien, Amelia.

Me quedé en silencio mientras aún acomodaba con mi tenedor los trozos de pastel hasta formar un corazón.

—Sí te doy la foto que quieres ¿Estarás contenta? —Rápidamente levanté mi vista hasta a el y asentí— Bien, dame tu teléfono. —Pidió estirando su mano en mi dirección.

Se lo di, el se acomodó para sacarse la foto, hizo un par de cosas y me lo devolvió. Lo revisé, percatandome que la había puesto de foto de bloqueo.

—Muchas gracias, Calum. —Me levanté de la silla para abrazarlo.

—Sabes que no es nada, preciosa. —Hizo que me sentará de nueva cuenta en su regazo.— Sólo... No más fotos de mi durmiendo, ¿Bien?

—¿Por qué?

—No sé, no me gusta, no puedo poner alguna cara que me haga ver bien. —Elevó su ceja, dándole una expresión pícara.

—Calum, eres hermoso, no necesitas hacer ningún gesto para serlo.

Me acerque lentamente hasta su rostro, dejando un pequeño beso en sus labios el cual se alargó puesto que Calum dejó su mano en mi cabello.

Ghost of you | c.t.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora