CHOCOLATE Y GOMITAS

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—Jungkookie ya te dije que no —dijo el niño rubio alejando su chocolate con un puchero del niño con cabello castaño.

—Por favor Jiminnie, sólo quiero un poco —insistió el castaño con otro puchero en su rostro pálido.

—No Jungkookie —el castaño suspiró frustrado, pero no se fue, se sentó al lado del rubio quién se sorprendió pero no dijo nada y siguió comiendo su delicioso chocolate.

Jimin, Park Jimin era conocido en su escuela por ser el niño más lindo y tierno de todos, pero a la hora de compartir uno de sus chocolates era el más reservado. Y eso lo acababa de comprobar Jeon Jungkook, quién tenía su total atención en el rubio y quién idearía un buen plan para ganar un poco de ese chocolate.

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—Hola Jimin —le sonrió el castaño al rubio.

—Jungkookie... Ya te dije que no te daré de mi chocolate —Suspiró el más pequeño dando otro mordisco a su barra de chocolate.

—Ya, pero no era para eso que venía —el rubio lo miró confundido haciendo que el castaño siguiera— Quería saber si podía sentarme contigo.

—Oh... Claro, siéntate —contestó el pequeño rubio haciéndose a un lado para que el castaño se sentara debajo del gran árbol junto a él.

—Gracias —sonrió el castaño y dejó ver una pequeña bolsita de la cuál sacó una cajita de gomitas en forma de ositos, la cuál el pequeño rubio no dejó de ver desde que el castaño la sacó. Olvidándose por completo del chocolate en su mano— ¿Porqué no comes tu chocolate Jiminnie? —Preguntó el castaño llevando una gomita a su boca con la total atención del rubio.

—Ahmm... Jungkookie...

—¿Si Jiminnie?

—¿Me das una? —bajó la mirada el rubio con un pequeño brillo en sus ojos.

—Mmm, no —contestó el castaño llevando otra gomita a su boca mientras el rubio lo veía con cara de sorpresa— Tú no me diste de tu chocolate, yo no te daré mis gomitas.

—Pero... Pero —suspiró el rubio— ¿Quieres chocolate? —le extendió la barra de chocolate.

Jungkook se sorprendió de que su plan hubiera funcionado muy bien.

Lo logré.

No lo pensó dos veces y mordió la barra de chocolate deleitándose por su rico sabor.

—Es especial para mí Jungkookie —miró el rubio los ojos color azabache del mayor— Mi madre siempre los envía desde China con una notita diciendo que los compró con mucho amor para mí. No la veo hace mucho tiempo y sus chocolates me hacen saber que no se olvida de mí —sonríe el rubio, pero era una sonrisa triste.

Jungkook se quedó pasmado mirando como a el pequeño rubio le corría una lágrima por su linda mejilla regordita. Se sintió triste por lo que le dijo el rubio, ya que el tampoco veía a su madre hacia años.
No soportaría ver al pequeño llorar, así que dejó su caja de gomitas a un lado y lo abrazó. Pero esto no serviría nada más que para lo contrario.

—Ya... Shh, Jiminnie no llores por favor —le pidió el más alto— Perdón.

—No t-tienes... P-porque... Snif... Discul-parte Jungkookie —el pequeño rubio alzó su cabecita y miro a Jungkook, a quién se le rompió el corazoncito en mil pedazos al ver al más pequeño con sus ojitos inyectados de un color rojizo y las mejillas rojitas.

¿Qué hago?

Pensaba el pequeño Kookie sin saber que hacer para que el rubio calmara su llanto

GOMITAS DE CHOCOLATE | KOOKMIN | ONE SHOT.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora