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No me pregunten por qué estoy triste

o por qué me quedo despierta hasta tarde

o frente al celular moviendo los dedos

como si no mirara nada y hablara tonteras

y la verdad:

estoy triste,

muy triste

y con muchas ganas de llorar.

No es por mí, mis temas los puedo resolver

cuando quiera o me dé cuenta que los tengo.

(En realidad todo es por mí, aunque diga lo contrario).

No, esto es otra cosa.

Estoy demasiado triste

es que él se está yendo.

Corrijo: él se fue.

Y quizá, nunca volveré a verlo

porque se fue de mi vida,

de los chats,

de todos lados.

No puede irse de mis pensamientos

y si pudiera, sé que lo haría.

Al final, esa es la razón de mi tristeza.

Me encariñé mucho con alguien que

prefería amar a alguien más.

Y debo aceptarlo.

Pero hasta que lo haga, seguiré

soltando palabras al viento

y sólo tomando las que llamen mi atención.

Tampoco todo lo que escribo para él

es lindo y quiero leerlo.

Es un poco tedioso tener que seguir

escribiendo cosas lindas

para alguien que quiere irse en vez de quedarse.

No está.

¿Qué gano con todavía hacer que

permanezca en palabras

si en persona

él ya se fue? 

Ausencia repentina©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora