Whisky on the Rocks.

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Ahí estábamos Esteban, Paco, Josesito, el buen Josesito y yo. Le decía a Esteban, pon otra, güei. Esa música es de ñeros y él me decía, bueno, a ver si ya cierras elocico, y sí, lo cerré. Puso algo de música negra, mediomediocre, interpretada por unos ñiñosblancosadictosadictosalcrack, mediocre de igual forma, pero ayudó a crear el ambiente de nuestro improvisado hoyo funki, patrocinado por la madre de Esteban. ¡Ay su madre! La doña nos late a todos, chance y hasta al propio Esteban, jeje. La música subía y el whisky bajaba. Yo le decía al cerdo de Paco, no, güei, no. El whisky se toma solo y en las rocas como Dios manda, no con Red Cola (bebida común en los barrios populares), pinche marrano. Y él se enoja y me dice, que te valga verga, pendejo, es mi pedo si quiero tomar esto así, y pues sí, si quieres seguir todoobeso como estás pues date, empinate tu pinche coca barata, pues lo voy a hacer, mira. Y ¡zaaaz! Que se la acaba de un trago el desgraciado. Josesito andaba callado, sin hacerla de a pedo. Me sorprendió, generalmente no para de hablar el muy canalla, pero ahora sólo bebía en silencio. Agarraba un cheeto y le daba un trago a su tequila sin parar ni a respirar. Me desconcerté, le dije, güei, ¿andas agüitado? ¿Te dejó la Danna? No mames, te dejó la Danna, con lo bien que estaba la Danna, ¡ay! La Danna, cómo vamos a extrañar a la Danna. Entonces el buen Josesito se enoja, me empuja, oye güei, ya párale, ando dolido y tú nomás mestás jodiendo. Si quieres que nos demos en la madre pues nos damos o'rita que traigo ganas. Y yo de, no, no, no, pérame, matador, no te me alebrestes, mi cornudo amigo, mira, ten, dale un trago a mi whisky y hay que seguirla, cámara, shot, shot, shot. Y que se los toma y después el buen Josesito que me empieza a abrazar y que le digo, no, no, no, aguanta, no porque te haya dejado esa vieja me quieras sabrosear a mí. Ahhh, no te quiero coger, güei. Nomás quiero desahogarme tantito. Brrrr, que le vibra el fonki al Josesito, bueno, hola Danna, cómo estás, ay sí, yo también te extraño, sí, sí, yo quiero verte, ya, ahorita mismo, por qué no puedes, eso es una mentira, ya Danna, qué pasa, andas con otro cabrón, sí, ya sé que andas de puta, no, cómo de que no, sí, sí, pues chinga tu madre, adiós, ¡ERES UNA PUTA! Click, y que avienta el fon. Ten otro trago, te vas a sentir mejor. Es que yo la quería y ya anda de puta con otro. ¿Con quién será? Pues se andaba juntando mucho con... Hijo de la chingada, ¡Esteban! ¿Dónde estás, cabrón? Ya me enteré de que te andas cogiendo a mi morra, no, cómo crees, yo no ando de pinche chapulín, cómo vergas no y ¡mocos! Qué le suelta un fregadazo que le deja la nariz sangrando, pero Esteban no se dejó y que se lo regresa y los dos terminan en el suelo. Párate gordo, ayúdame a separar a estos imbéciles. Que los levantamos y les damos otro trago, tengan, hay que beber tranquilos. Todos en un sillón, tomamos y no hablamos, viendo a todos lados. Esteban se para y se va al cuarto de sus jefes. Regresa y trae una una pistola, un revolver, que le apunta a Josesito. Te voy a matar, no, no, Esteban, no me mates, le dijo el Josesito. Sí, sí te voy a matar y yo, espera socio, mira, hay una mejor idea, préstame esa madre, mira, te enseño. Le voy a quitar las balas y le dejo una, va, la ruleta rusa. Revolucióndeamentis, jeje. Quien tenga razón quedará vivo, dejemos la decisión en manos de Dios, Rey Salmón me dicen. Va. Esteban es el primero, click, nada, le sigue el buen Josesito, click, tampoco. De nuevo Esteban, click, click, nada. Le sigue Josesito, Click, click, click, suertudo. Y que Esteban dice, ya, ya hasta ahí, no le sigo. Josesito, el buen Josesito, le dice, semehacequenomástraíslavergadeadorno, marica. Click, ¡PUM! Los sesos del buen Josesito tapizaron la pared, la sangre era mucha y hasta nos salpicó un poco en la cara. El gordo comenzó a llorar y gritar como el vil canalla ques, decía una sarta de sandeces, güei, mira, güei, no mames, se disparó, güei, se disparó, esos son sus sesos. Sucesos, jaja. Esteban se quedó tieso, pálido, corrió para la calle, el gordo le siguió. Yo me quedé a quitarle la sangre a mi chamarra como pude, es nueva, me la había comprado en Juaritos, era fayucadenosédónde. Para cuando me estaba yendo, los sesos y la sangre de Josesito habían formado una figura en la pared, una silueta, una cruz, la cruz de Chuchín.

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