-¡No me mires!- grite en mis pensamientos- Alejate de mí!- las palavras no salían por mi boca, por ás que lo intentara quedaban trabadas en mi garganta.
De a poco se iba acercando a mí tenía ganas de salir corriendo, pero, no tenía sentido, me seguiria a donde quiera que vaya y muy de cerca. Nadie me entedía me tenían encerrada, me trataban de loca al decir que tenía un lado malvado y que me atacaba al estar solos.
No tenía amigos, ni familia que me ayudaran al estar en una profunda soledad en esa horrible habitación blanca de cuatro paredes, ella podía atacar en cualquier momento; es más nadie lo notaba ya que al ver mis rasguños me trataban de suicida
-Ya dejame!- le suplique al borde del llanto
+¿No entiendes? Solas otra vez- dijo con su malefica y escalofriante sonrisa, mas bien, la mía
- No lo soporto! ya no puedo con esta!, ¿No ves? lo lograste, me mataste, no literal, pero es peor que eso, sufro despierta, me destrozaste, hiciste que me encerraran aquí lejos de las personas que quiero, lejos de mi familia, lejos de mis amigos, hasta de mi fe me alejaste. Me rindo, hace lo que quieras conmigo, ganaste- me dejé caer delante de ella con lágrimas en los ojos y sin siquiera un poco de esperanza, no podía creer que hasta yo misma me podía derrotar.
+Pero eso a lo hice- Me contestó sin piedad
-¿Cómo?- Levanté rapidamente la mirada al cruzarme con la suya llena de gracia
+Estando aquí. Sola, alejada, haciendo que te rindas ante ti misma, dejando atras todo lo que amas. Así te vas dando cuenta quienes te quieren de verdad, yo no veo a ninguno de tus "amigos", ni tus familiares aquí, la verdad solo nos veo a nosotras dos, ¿Entiendes?
-La verdad no mucho.
- No puedes confiar en nadie, aveces ni siquiera en ti , después de todo yo, o mejor dicho tu, eres la responsable de estar aqui de esta manera...
Posdata: NO te entregues ciegamente al amor o a la amistad, la única persona que estará siempre contigo eres tu.
