Capítulo 1

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Perspectiva Rebeca


Aeropuerto de Santander 29 de Abril de 2018.

Ese era el día perfecto, el día en el que dejaría todo lo malo tras de mí y me centraría en el futuro que quería construir. Había terminado mis estudios de medicina, así como los cursos de botánica que me habían ayudado a convertirme, además de en médico, en Fitoterapeuta.

Había pasado unos años de agobio y de dolor tras la pérdida de mis padres en un accidente de tráfico 2 años atrás, ellos eran las dos personas a las que más quería y mi única familia. Mis abuelos paternos, los únicos que llegué a conocer, habían fallecido cuando apenas tenía 14 años y ahora ya tenía 24. Mis padres no tenían buena relación con los demás miembros de la familia y al vivir lejos de ellos yo tampoco pude tenerla.

En gran medida eso me había ayudado a atreverme a dejarlo todo atrás y decidirme por emprender este viaje, ser parte de las filas de médicos y enfermeros de la Cruz Roja, quería ayudar a las personas más desfavorecidas y a los heridos de guerra, por eso me había especializado en botánica y fitoterapia, para poder utilizar los recursos que la naturaleza nos ofrecía.

No obstante, en ese momento no me encontraba en el aeropuerto para dirigirme a mi primer destino como parte de la Cruz Roja, sino que me dirigía a Escocia, más concretamente a Stonehaven, siempre había querido conocer Escocia, su cultura y las leyendas que la envolvían me habían fascinado desde que tenía memoria.

Esta pequeña escapada era mi premio y la despedida de mi antigua vida, monté en el avión llevando conmigo las únicas pertenencias que habían quedado tras venderlo prácticamente todo, solo llené una maleta y una bolsa de mano, no necesitaría nada más, tenía una cuenta bancaria que me aseguraba una vida sin preocupaciones. Mis padres habían sabido invertir su dinero y lo habían guardado en un fondo para mí. Si a eso le sumamos el dinero que obtuve con la venta de la casa, el coche, mi moto y algunas pertenencias más, la suma se había incrementado generosamente.

Siempre tuve lo que necesité y más, así que era hora de devolver un poco de eso a las personas que no tenían nada.

El viaje fue muy agradable, me reí mucho con el niño que tenía en el asiento frente a mí, era una monada de ojos marrones y mofletes sonrosados que no paraba de reír y me hacía contagiarme.

Tras desembarcar recogí mi maleta y salí del aeropuerto, el viento atusó mi pelo en cuanto las puertas se abrieron hacia la calle y respiré el aire del lugar, magia, eso representaba Escocia y estaba emocionada por conocer más secretos e historias de tan maravilloso lugar.

El taxi que me había mandado el hotel estaba esperando por mí, el conductor, un hombre entrado en años, con una sonrisa amable me esperaba frente a él con un cartel con mis iniciales R.G.P.

-Buenos días- dije acercándome al hombre- creo que soy a quien espera, Rebeca García.

-Encantado de conocerla, me llamo Arthur y seré su taxista el día de hoy- dijo con una amble sonrisa- ¿es ese todo su equipaje?

-Así es Arthur- dije- me gusta viajar ligera de equipaje.

-Eso es bueno señorita, sobre todo para mi espalda- dijo mientras metía la maleta en el maletero.

No pude evitar sonreírle, sin duda era un buen hombre, se le veía mayor, pero la vitalidad aún chispeaba en sus ojos.

Pareció sorprendido cuando me senté en la parte delantera del taxi, pero su sorpresa se transformó en diversión cuando comencé a hacerle cientos de preguntas sobre el lugar y lo que me recomendaba visitar.

Mi hogar eres tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora