Cuando menos te lo esperas

Cap 1

Ya es fin de año, el tiempo a pasado volando o no se, si es que cuando creces el tiempo se escapa más rápido, como sea ya es 24 de diciembre y como es costumbre hoy me reunirme con mis antiguos amigos de secundaria, ya han pasado cinco años desde que nos graduamos pero aún mantenemos el contacto aunque casi no nos vemos así que aprovechamos los finales de cada año, espero que sea como ha sido siempre , mucho alcohol, buena platica y estarnos molestando los unos a los otros, como es costumbre nos reuniremos en casa de Carol; una chica chaparrita, morena y mirada tímida.

Justo e llegado a las 8 en punto de la noche realmente esperaría que ya estuvieran todos, pero además de Carol solo está Carlos, cuando me ve entrar se levanta de donde está sentado y nos damos un abrazo, siempre nos estamos jugando bromas pero hay que aceptar que es buen tipo, Carol está en la cocina y me saluda de lejos, seguro esta preparando lo que vamos a comer. Solo faltan cuatro integrantes más, Sharon y Eduardo que luego del bachillerato se han ido a vivir juntos, se hicieron novios en décimo y pues ahí los tienes aún siguen juntos y además falta Catalina una chica muy amable es de esas personas con las que te sientes bien en su compañía, espero que no tarden en llegar.
Luego de media hora de ponerme al día con Carlos y Carol, se aparecen los tortolitos y cinco minutos después Catalina acompañada de una cara nueva, una chica tes blanca, aunque no demasiado, no como la leche, digamos que con la piel bronceada que se adquiere en un país tropical como este, su cabello es como de maruchan, ustedes saben las sopas instantáneas; ondulado,aparte de eso su cabello es de un negro intenso como la noche misma, sus ojos son de color miel, de esos ojos que con el reflejo del sol parecen encenderse.

Saben lo interesante de esto, es que no fue como si el tiempo se hubiera detenido como en las películas de romance, lo cierto es que creo firmemente que los momentos mágicos muchas veces ocurren de una manera relativamente silenciosa, quizás son los momentos más sencillos y solo tiempo después percibimos su magia, lo menciono porque sin sospecharlo creo que algo se movió dentro de mi universo.
Catalina hace las respectivas presentaciones y nos revela que es una buena amiga que ha conocido en la universidad, su nombre es Maria Fernanda.

La noche transcurrió muy bien, nos sentamos a comer el pollo con verduras que cocino Carol, que por cierto cocina delicioso y luego tomamos del licor que llevo Carlos, creo que no nos pasamos de copa bueno por lo menos yo no, pusimos algo de música y todos bailaron menos  Maria Fernanda y yo, la verdad es que yo no bailo a menos que el alcohol me motive y la verdad yo no había llegado a ese punto y pues no se las razones de ella quizás solo no ha querido.

Aproveche para salir al patio a tomar algo de aire, me senté en una banca de madera que está ahí y solo me quede en silencio, eran las once, la noche estaba muy tranquila a esa hora claro sin tomar en cuenta el escándalo de adentro. Al pasar mi mano por el bolsillo derecho de mi pantalón recordé que llevaba algo que podía utilizar en ese momento, algo de hierba no crean que soy marihuano ni nada de eso me lo han regalado y solo lo hago muy de vez en cuando, por suerte estaba preparado para la ocasión llevaba una boleta en la parte trasera de mi pantalón, lo cierto es que soy muy malo armando porros, así que me ha costado más de lo que esperaba, cuando por fin lo he logrado, lo enciendo y le doy un buen jalón, lo contento un breve momento y dejo salir el humo que se siente cálido al salir de mis fosas nasales, de pronto siento que no estoy solo así que miro a mi derecha y ahí esta ella de pie; Maria Fernanda con su mirada clavada en mi, así que digo:
-hola...

-sonríe levemente - hola, me das un poco?

-no es un cigarro normal

-suelta una pequeña risa - lo se.
Se sienta a mi lado, así que se lo paso con cuidado, le da un gran sorbo y casi empieza a toser pero logra retener el humo para luego soltarlo suavemente.