Capítulo 38: Estanque.

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-¿Camionetas o autos de lujo? -pregunté.

El bufó.

-¿Crees que por tener dinero preferiré los autos? -pregunta y hace que suelte una carcajada.

-Eso salió de tu boca, no de la mía. -le advertí.

-Respondiendo tu pregunta, depende de la situación. -me dijo con una sonrisa y yo rodee los ojos.

Cabe destacar que estamos sentados en una comedera, un lugar donde venden comida para viajeros, de carretera o algo así me explicó Finn. Quien ha comido ya dos platos gigantes de arroz con carne, que para Finn era una total novedad.

Yo compré un sándwich que por la foto se veía apetecible, pero en la vida real no lo era demasiado, sin embargo no era nada mal. Digo, es excepcionalmente bueno.

-Te toca. - le dije con ánimos de continuar el juego.

Estábamos jugando a las preguntas, siempre que queríamos jugábamos esto para inconscientemente conocernos mejor. Teníamos ya dos horas aquí sentados hablando de trivialidades, y podría resumirse a que realmente estamos disfrutando de la compañía del otro. Desde que Finn me habló de la sorpresa y que quería ir a Londres decidimos que haríamos las ultimas locuras en carretera. Quedaban dos días para que tomáramos el vuelo que partía desde California, y estábamos en la frontera de la misma, es decir que el aeropuerto estaba a menos de dos horas de donde estábamos. Finn me dijo que esta noche haríamos una locura.

-De acuerdo, ¿cuál es la mayor vergüenza que has pasado? -preguntó con una sonrisa macabra. 

Me quedé viéndole sin expresión alguna, la verdad no tenia ninguna historia vergonzosa ni mucho menos o por lo menos, que no fuera trágica. Pero entonces me acordé de como Robin y yo nos hicimos unidas.

-No sé si tenga que ver, o no. Pero es la única historia que tengo. 

Finn me sonrío lentamente mostrando todos sus ridículamente perfectos dientes. Y supe que no le importaba qué cosa fuera lo que iba a contar, el solo quería oírme hablar. 

-De acuerdo. -le dije con una sonrisa de medio lado. 

-Adelante, soy todo oídos. -me dijo de manera confidencial, lo que me hizo soltar una risita.

-Cuando tenía 5 años me llevaba realmente mal con Hood. -empecé y el abrió los ojos con sorpresa. 

-¿Robin? -preguntó y yo asentí. 

-Ella y yo eramos como perro y gato, no nos soportábamos, hasta que un día cuando cumplí 9 años, ella jugaba en el parque y yo la veía, debo aclarar que nunca me gustaron los parques, así que solo la veía jugar, era realmente deprimente. -reí y el sonrío. -Ella se veía que se divertía como nunca y debo aceptar que tuve envidia. Porque yo nunca me divertía de esa manera y ella sí, ella siempre lo hacía. 

-Es porque eres aburrida. -me dice en tono burlón. 

-Calla. -le reprimí. -Como decía, yo me armé de valor y me acerqué a ella. Robin siempre a sido muy simpática con todos, pero conmigo era diferente, siempre me miraba de una manera extraña y nunca me hablaba, por su trato asumí automáticamente que yo era el problema. Pero ese día en el parque ella me miró y sonrío. 

-¿No dijo nada? 

-¿Quieres dejarme hablar Finn? -pregunté mirándolo con los ojos muy abiertos. 

Alzó las manos en señal de rendición totalmente divertido. 

-Luego, se acercó lentamente y me abrazó. -le dije sonriendo por el recuerdo. -Luego nos pusimos a jugar por horas y horas. Días después hacíamos todo juntas, y ella y yo prometimos que siempre y no importara que. -volví a reír. -Luego de eso, ella usó nuestra amistad para chantajearme. 

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