Tomándose de las manos.

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Una semana era el tiempo que Umi llevaba saliendo con la chica de sus sueños. Sí, aquella rusa había estado de manera constante en sus pensamientos, no importaba si estaba dormida o despierta; Eli estaba ahí, y ahora ella en realidad se encontraba ahí, a su lado caminando, como su novia. La palabra aún sonaba tan extranjera,  jamás creyó que su corazón caería enamorado por una chica, y cuando sucedió lo último en su mente era ser correspondida. Después de todo se había enamorado de la chica más popular, la más hermosa, inteligente, respetable y sobre todo, una de sus mejores amigas. Sólo eso, una amiga, pero aún contra cualquier pronóstico negativo que ella misma dio, Eli era su novia. Y no podía estar más feliz por ello.

'' ¿Te encuentras bien? Has estado muy callada. ''

''Estoy muy bien! ''


Umi giró el rostro aún más lejos de Eli. Sabía que seguramente sus mejillas estarían teñidas de rojo.


''Hm, no lo sé. Pareces nerviosa.''

Miró de reojo a la menor, y sonrió. Le gustaba ver a Umi nerviosa. Por supuesto su estado no eran exactamente la tranquilidad en ese momento, pero sabía disimularlo mejor.

''Es tu imaginación. ''

 Umi planeó que sus palabras estuvieran impregnadas de seguridad, mas habían salido en un murmullo tembloroso.

''Ah, tal vez lo es. ''


Eli mordió con suavidad su propio labio. No quería dejar al descubierto la risilla que deseaba huir de su garganta. Cualquier argumento que Umi pudiera agregar se vio interrumpido por una conocida voz detrás de ellas.

''¡Umi, Eli! ''

Con un grito que seguramente se podía oír hasta la siguiente cuadrada, Rin apareció.

''Hola, Rin. Pensé que estarías en casa.''

La rubia, cariñosamente coloco su mano sobre la cabeza ajena, alborotando mechones de cabello anaranjados.

''¡Kayochi y Maki-chan, me esperan en el parque!''

Rin bajo la mirada, observando con curiosidad a ambas chicas.

''¿Qué pasa?''


Cuestionó Umi ante la evidente que resultó su mirada.

''¿Por qué no van de la mano? Las parejas deben ir de la mano-nya.''

''Oh, eso es porqué... ''


Eli no tenía la respuesta. Ciertamente ella deseaba caminar de la mano con Umi, pero dada las ocasiones en que había sido rechazada disimuladamente, decidió esperar a que su acompañante diera el primer paso, o al menos un signo que le permitiera saber si podía o no.

 ''Maki y Hanayo seguro esperan por ti, Rin"

Umi de inmediato le recordó.

''¡Es cierto, debo irme! ''

La menor se despidió con un rápido movimiento de la mano, y desapareció velozmente de ahí.
Umi permaneció observando el lugar donde vagamente se había encontrado Rin. Un anhelo sosegado comenzaba a aflorar.

'' Tal vez podríamos... ''

Murmuró sin querer, haciendo imposible que Eli comprendiera sus palabras.

''¿Has dicho algo?"


''¡No, n-no dije nada!"

''¿En verdad? ¿No estabas confesando tu amor por mí? ''


Una oportunidad para tomarle el pelo a su novia era algo que Eli jamás dejaría pasar.

''¡Eli!'' Umi chilló de vergüenza.

''Lo siento. Tus expresiones son muy lindas. '' La rusa dio un largo vistazo al rostro de Umi. ''Tan preciosa '' Pensó.

''Siempre dices lo mismo, pero solo buscas reírte de mí. ''

Avergonzada, cubrió ligeramente su rostro con el dorso de su mano y parte del brazo.

''Eso no es cierto, sólo no puedo evitar querer ver tu rostro sonrojado, es todavía más precioso de lo común. ''

''¡B-Basta!''

No hubo ni un comentario más. Ambas habían guardado silencio; eran capaces de disfrutar únicamente la compañía mutua sin necesidad de palabras, mas en la mente de Umi lo que menos existía era el silencio y la tranquilidad común en ella. Las palabras de Rin seguían dando vueltas en su cabeza: Las parejas se toman de la mano. Aquello era cierto, era común observarlo entre los demás, y aún así ella sentía vergüenza. ¿Qué pasaría si sus manos comienzan a sudar? Seguramente Eli sentiría asco, pero al ser tan amable no diría palabra alguna.

Ah, ella en verdad lo deseaba tanto.

''Hey, Umi''

''¿Si? ''

'' ¿Puedo tomar tu mano? ''


En cuanto la mirada de Umi cayó sobre su novia, una sonrisa apareció. Las mejillas de Eli regularmente permanecían con su tono natural, pero ahora estaban adaptando un color rojizo con cada segundo que pasaba. ¿Cómo podía negarse a ella? ¿Cómo podía negarse a sí misma? Imposible. Descartó una respuesta verbal y en cambio estiró su brazo hasta que sus dedos hicieron contacto con los de Eli. Fue un toque dubitativo al inicio, pero pronto aquel roce se convirtió en una caricia constante entre las dos. Ambas miradas se entrelazaron al mismo tiempo que sus dedos, dejando que una sonrisa cómplice brillara en la pareja.

Una vida a tu lado.Where stories live. Discover now