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El cielo comenzaba a oscurecerse de a poco, a lo lejos el sol se fundía con el océano. Desde la orilla era casi imposible distinguir quién se unía a quién, si era el cielo quien buscaba sumergirse en el agua, o si eran las olas suaves las que buscaban recibir a las estrellas. Hacía frío, había una brisa fresca susurrando, y todo eso creaba un ambiente casi mágico: la playa, las nubes, la luna brillando incluso si el sol no terminaba de ponerse, los hermosos tintes naranjas, lilas y rosados que teñían el cielo y se reflejaban en el agua, en las olas suaves que no llegaban a romper en la arena... Hoseok cerró los ojos y respiró profundamente, llenándose de aquel aroma tan familiar de la playa de Busan, y por un momento parecía que el tiempo no había pasado en absoluto.

—Es raro volver aquí, ¿verdad?

La pregunta de su amigo logró despertarlo de su ensoñación, trayéndolo de regreso al mundo y tiempo reales. Tras sacudir levemente la cabeza volvió a situarse en el presente, entonces giró a su costado y le dedicó una sonrisa a Jeon Jungkook, que lo miraba expectante con aquellos ojos grandes, llenos de cariño y recuerdos del pasado.

—Es casi como si el tiempo no hubiera pasado —logró decir finalmente, asintiendo con la cabeza mientras regresaba la vista al océano—. Aquí todo sigue igual.

Jungkook no respondió, aunque su suspiro lleno de pesar fue más que elocuente.

—Es la hora mágica, Jungkook —dijo de repente, viendo la puesta de sol y recordando todas las veces que lo había hecho en ese mismo lugar—. Aquí sucedían milagros.

—Recuerdo eso, creo —murmuró el pelinegro, sonriendo—. Jimin y Taehyung decían que debía pedir un deseo aquí, a esta hora, y se haría realidad.

Hoseok asintió en silencio, esbozando una pequeña sonrisa al recordar aquello. En aquellos tiempos él también lo creía, pero habían pasado varios años y todos habían crecido; ya no creía más en juegos de niños. Aún así, aquella pequeña vocecita en su cabeza susurró lo que deseaba, teniendo la ligera esperanza infantil e ilusa de que todo fuera como antes cuando se despertara la mañana siguiente.

—¿Quieres volver? —preguntó entonces, deseoso por alejarse de aquel lugar que le traía tanto a la memoria.

—Sí, por favor —soltó el menor, aliviado—. Está comenzando a hacer frío, y tú no... nosotros no deberíamos...

—Volvamos, entonces —interrumpió él, cortando los balbuceos nerviosos del chico—. Seguro los demás ya se quieren ir también.

El motivo de la reunión... no había uno, realmente. A pesar de que el tiempo los había llevado a todos por caminos separados, Hoseok sabía que daría la vida por sus viejos amigos sin dudarlo ni un segundo, y por eso ni bien Jungkook los invitó a todos a pasar unos días en su antigua casa de playa en Busan, no pudo decir que no. No importaba cuán difícil o doloroso fuera volver a ese lugar, no pudo decir que no.

De modo que ahí estaba, otra vez en aquel lugar al que había jurado no volver. La misma casa de dos pisos, los mismos muebles de madera, las mismas fotografías de la familia de Jungkook en las paredes... los mismos chicos ocupando todo el lugar en la sala, jugando, riendo y haciendo alboroto mientras muy torpemente preparaban todo para la cena. Como en los viejos tiempos, pensó Hoseok, y se sumergió de lleno en la tarea de cortar las verduras mientras escuchaba las anécdotas de sus amigos.

Les había ido bastante bien a todos, en verdad. Lejos habían quedado los días de incertidumbre y dudas sobre el futuro, ahora aquellos niños asustados eran hombres que habían cumplido sus sueños. Jungkook lucía con orgullo su reluciente placa de policía, Yoongi hablaba con cariño de sus alumnos de piano, Seokjin respondía al título de doctor, Namjoon acababa de publicar su primer best-seller y Taehyung en ese mismo instante presumía de todos los famosos a los que había fotografiado en los últimos meses. Diablos, él también tuvo suerte, ¡acababa de abrir su propio estudio de baile, después de tanto esfuerzo! Todo el mundo le decía lo mucho que desearían estar en su lugar, lo mucho que lo envidiaban, lo feliz que debería estar... Estaba viviendo la vida que siempre había soñado, no tenía razones para no sentirse afortunado.

Blue side (JiHope)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora