Capítulo 9:
Era domingo y Lilianne se encontraba tumbada en el sofá viendo la televisión. Espera a que llegase el uniforme de su nueva escuela. Iba a quedarse frita cuando sonó el timbre. Lily se levantó algo frustrada y miró por el visillo. Parecía ser el chico de los correos. Abrió y el joven le entregó un paquete marrón de forma rectangular. Luego sacó una carpeta y se la enseño a esta. Ella lo cogió y la miró.
-Debe firmar ahí señorita.
-Sí.-contestó la chica.
Después de firmar, el muchacho se despidió y se fue. La joven cerró la puerta y luego se sentó en el sofá, mirando el paquete. Ella lo dejó encima de la mesa del salón y empezó a abrirlo. Era una caja de cartón con un sello bastante extraño. La muchacha se levantó y se fue a su cuarto. Empezó a buscar por los cajones del escritorio algún cuter. Cuando lo encontró, salió y se volvió a sentar en el mullido sofá. Empezó a desgarrar el celo pegado en la caja para poder ver el contenido. Cuando sacó lo que había dentro se emocionó. Sí era verdad que su padre la trasladó a otro insituto. Sí, era su uniforme nuevo. Estaba contenta. Se levantó, cogió su uniforme y se fue a su cuarto. Colgó la vestimenta que iba a llevar mañana en el armario. Luego se fue a la cocina, bebió agua, se tumbó en el sofá y encendió la tele. El domingo pasó aburrido y lento. Ya era tarde por la noche, así que se fue a dormir. El móvil empezó a temblar y a vibrar con el contacto de la mesita de noche. Lilianne lo paró, se levantó, y salió de su cuarto. Entró en el baño, abrió el grifo de la ducha para que saliese el agua caliente, mientras Lily se quitaba el pijama. Luego entró y el agua cayó por su delgado cuerpo. Se enjabonó, se aclaró y se lió un par de toallas. Salió del baño y fue a su dormitorio. Se secó y se vistió con su nuevo uniforme. Se cepilló el pelo y desayunó. Entonces, cuando posó su mano en el pomo de la puerta de la calle, su cabeza cayó en algo. ¿¡Dónde carajos se encontraba su nueva escuela!? Corrió a su cuarto, cogió el móvil y llamó a su padre.
-Vamos cógelo ...-susurró desesperada mientras intentaba no morderse las uñas.
-¿Hija? ¿Qué ocurre?
-Papá ... ¡por qué no me has dicho donde queda mi instituto!
-¡Te lo dije! ¡El día en el que me llamaste desesperada y llorando! ¡Te dije que si me habías escuchado y me dijiste que sí!
-... ¡Lo siento papá! ¡Ahora por favor me harías la chica mas feliz del mundo si me dices donde está esa maldita escuela!
Por la línea se oyó el suspiro Christopher. Le dio la dirección. Se despidieron y colgaron. Lily salió corriendo, una vez más, de su casa. Llegó a su nuevo insituto. Lo miró bien. No era tan impactante y elegante como el otro. Caminó rápidamente hacia la consejería, pidió su número de taquilla, su horario y su clase. Perdió un poco de tiempo en buscar su aula. Cuando la encontró, golpeó un par de veces la puerta y la abrió.